Por Salvador González González.
Lo que Angela Merkel quiere hacer en Europa, que está abriendo muchas heridas y suspicacias en aquellos países de la UE que serán los que vayan a velocidad lenta, mientras otros llevaran un velocidad de crucero mucho mayor y, en consonancia, un mayor peso específico económico y desarrollo avanzado, es decir la existencia de una Europa con países de dos velocidades, ya en España se va a consolidar definitivamente: el norte, a partir del apoyo a los presupuestos generales del estado del PNV, va a refrendar su cupo vasco, que lo consolide de manera claramente diferencial y beneficiosa, que con ello adquieren la velocidad puntera de un AVE; mientras el sur y aledaños quedan destinados a ser de una velocidad reducida como de tren de mercancías. O sea, el Partido Nacionalista Vasco, que no votó la Constitución, está pactando, con la derecha española e indirectamente con Ciudadanos, la consagración definitiva del concierto económico y “de una interpretación que les favorece con el cupo” (algunos en lugar de un cupo hablan de un cuponazo), con lo que ellos quedan de esa manera al margen de la conflictiva negociación futura sobre la financiación autonómica.
Los 5 votos del PNV, apoyando los presupuestos del Estado y, con ello, mantener al gobierno en La Moncloa, han obtenido como compensación 1.400.000.000 de Euros en metálico; 3.400.000.000 de Euros en el tren de la llamada “Y vasca”; 50.000.000 de Euros anuales durante ‑como mínimo‑ 5 años, en la rebaja de la factura de la luz; es decir, un total de unos 4.000.000.000 de Euros.
No entro en la bondad o no de dicha acción, desde el punto de vista de la solidaridad entre los territorios. Tendría mucho que decirse, así como el de justicia distributiva entre ellos; pero, desde el punto de vista político, ha de reconocerse que los nacionalistas vascos han sido inteligentes y pueden aportar, a sus representados ciudadanos vascos, un resultado tangible y práctico, que va en beneficio de su bienestar.
Hay otra consecuencia de todo ello. Es que la derecha española está admitiendo que España es una nación plural territorialmente, en sus velocidades económicas y, consecuentemente, en niveles de rentas y desarrollo.
Los vascos, que tuvieron también su Ibarretxe (que reconocieron, con posterioridad, que El Plan que llevaba su nombre quizás fue un error), han sacado, “como casi siempre”, tajada, progresando en objetivos; mientras los antiguos convergentes han decidido plantar cara a España con órdago a la grande, que se nos antoja, en la jugada ‑símil del juego al mus‑, de farol. Veremos si se llevan el amarraco, o pierden al final el juego; mientras los del PNV, piedra a piedra, están ganando la partida.
Igualmente, puede ‑en general‑ decirse lo mismo de los soberanistas independentistas catalanes, que, intentando ‑al comienzo‑ obtener ese trato diferencial que significaba un cupo similar a lo vasco y, con ello, ser otro más en un régimen fiscal, basado en el concierto; y, al negarse a ello el gobierno de Rajoy (el mismo que ahora, por cuestión de supervivencia y para sacar adelante los presupuestos, va a blindar el de los vascos en su beneficio y que, de habérseles concedido a los catalanes también, el sistema general en España no podría sostenerse), ante la negativa, tomaron la vía de la ruptura y la independencia, que aún perdura y cuyo desenlace, en ese choque de trenes, está por ver cuáles van a ser las consecuencias para todos.
Ahora empieza la ronda de concesiones a Nueva Canaria, el voto nº 176 imprescindible para que los Presupuestos Generales del Estado salgan adelante. Pregunto: ¿si hubiera o hubiese diputados de exclusiva obediencia andaluza y que pusieran siempre los intereses andaluces por encima, qué hubieran obtenido si de ellos dependieran sacar adelante estos presupuestos del 2017? Visto lo visto, imagínense; pero seguro que, en ese hipotético supuesto, muchos andaluces le echarían en cara ese mercadeo, para obtener ventajas para nuestro territorio. Somos así; qué le vamos a hacer.
Mientras lo que sí está claro es que se acaba de consolidar la existencia de trenes con distintas velocidades. Ello me obliga, una vez más, a hacer una llamada como andaluz a nuestros dirigentes, para que no permitan más agravios en este sentido y que, de verdad, el principio de solidaridad no salte por los aires como parece que, entre unos y otros, lo están dinamitando. ¿Paz fiscal en Euskadi a costa de ello?
Recientemente y a pesar de que estos, en la campaña última, habían prometido que la Agencia Europea del Medicamento vendría para Andalucía, concretamente a la ciudad de Málaga, porqué esta reunía las condiciones idóneas. Todos nuestros representantes andaluces, empezando por los propios malagueños, han hecho mutis por el foro y han votado a favor de que se instale en Barcelona, con lo que unos 900 puestos de trabajo, que aproximadamente conllevaría y unas 30.000 reuniones anuales, se han esfumado. Con ello, los niveles de renta en Cataluña se incrementarán, para que, con posterioridad y al tener que ‑fiscalmente‑ pagar más impuestos por habitantes, reiteren de nuevo «Que el resto les robamos».
Así no podemos seguir como andaluces; necesitamos tomar conciencia de este tratamiento discriminatorio, despertar y exigir a nuestros representantes que se dejen de milonga y nos defiendan de verdad de una vez por todas. Lo demás son cuentos de “recachas”, como decimos por aquí.