Por Salvador González González.
El TSJC ha dictado sentencia, por la convocatoria del pseudo-referéndum del 9N en Cataluña. Aunque parezca, para muchos, demasiado exigua o leve, por considerarla que se ha dictado “a la baja”, por el contrario, otros la consideran una aberración, porque dicen que un tema político y, por ende, un problema que tendría que tener una solución política, se ha judicializado y se condena, según dicen, por fomentar la participación democrática de los ciudadanos por convocarlos a las urnas. Por tanto, es una “vergüenza” que se condene por poner urnas participativas ciudadanas. Desde luego, no falta razón que, a un problema originado por políticos y secuencias de actuaciones políticas, lo obvio y razonable es que lo solucione la política; pero eso no debe ser obstáculo para que las leyes se cumplan y se respeten; y, sobre todo, que para resolver un problema se cree otro mayor tal cual pudiera ser dar concesiones que creen discriminaciones respecto a los demás.