Por Manuel Jurado López.
CUENTO INFANTIL
La calle que nos lleva hasta la Luna
no es de plata ni de bisutería;
no es la gran avenida de los cuentos
por donde van los duendes y las hadas.
Es una calle negra, un ancho tallo
de sombra que acaba en una flor pálida
que devora los sueños de los niños.
RECOMENDACIONES
Di, ¿cuándo vas a sentar la cabeza
y acostarte a una hora prudente,
y amar a una sola mujer,
y a recoger tu cuarto
y a cuidar de tu ropa,
tus palabras,
a no escupir de lado,
y acudir al barbero,
y a no dejar por medio
los besos desechables,
las pastillas para dormir
o los poemas sucios
sobre la lavadora?
Yo ya no tengo edad, y estoy cansada
de ir detrás de ti, como una madre.
DIAZEPAM
Una noche tranquila
gracias a los somníferos,
las píldoras que nublan
la realidad hiriente
y recogen las islas
inventadas u oscuras
dentro de una pecera.
Caer en el espacio
mullido de las tibias
palomas con plumones
de seda. Descansar,
sin saber que los sueños
son un palacio oculto.
Ataviado de paje,
acudí a los salones
donde el rey era un tigre
sumido en su tristeza
y yo solo su intérprete.
Qué sencilla la noche,
qué difícil echar
las sábanas a un lado
y ver la luz del día.