Por Fernando Sánchez Resa.
Habiendo sido invitado amablemente por mi amigo Pedro Martínez García, cronista oficial de la villa de Canena, a la presentación de su tercer libro: “Canena: Crónica del siglo XX” (Volumen II), bajo desde la ciudad de Úbeda, acompañado de mi esposa y unos íntimos amigos, para disfrutar del evento. Mientras me voy acercando a este encantador y amable pueblo jaenero, puedo apreciar, una vez más,la silueta del horizonte de Canena (skyline silhouette of Canena), que volveré a ver impresa en la portada del libro.
Aparco tranquilamente y me dirijo andando hacia los jardines del Ayuntamiento en donde, a las 21 h, estoy citado. El calor aún se muestra algo agresivo, pero la cercanía de la noche canenera pronto aplacará su ímpetu. Voy caminando por sus tranquilas calles y admirando desde cualquier lugar o rincón su omnipresente castillo que da sombra e historia a esta villa milenaria. Entro en el recinto ajardinado, que se encuentra repleto de sillas blancas, donde el ambiente está tranquilo y distendido, ahora amenizado con música de los 70 de Los Bravos y compañía; aunque ya a algunos (los que pertenecemos a las generaciones que frisamos y pasamos de los 60 tacos) nos parece música clásica.
A la entrada, se vende (como rosquillas) el libro por 5 euros. Una baratura y detalle del equipo municipal con el fin de ofrecer más ejemplares al ansioso e incondicional público, puesto que no le mueve ganar dinero con su venta, sino ofrecer una obra cultural y social de primera magnitud, dando con ello ejemplo a otros ayuntamientos provinciales y regionales por su solvencia económica y superávit presupuestario.
Aprovechamos para saludar al autor, que anda acompañado de su familia íntima. Lo noto pletórico de energía física y psíquica, mientras se la van recargando los saludos y parabienes de paisanos y amigos; correspondiendo él con la amabilidad que le caracteriza, pues todos venimos a pasar un buen rato cultural, enmarcado en las Ferias en honor de Nuestra Señora “La Virgen de los Remedios”, Patrona de Canena, que se celebran del 14 al 25 de agosto.
El sorprendente saludo de Pedro cuando nos vemos: «Parece que fue ayer y han pasado dos años desde la presentación de la primera parte del libro “Canena: Crónica del siglo XX (Volumen I)”» http://www.aasafaubeda.com/index.php/escritos/20-acontecimientos/3438-la-historia-de-mi-pueblo, me recuerda la célebre frase que usó Fray Luis de León para dirigirse a sus alumnos de la Universidad de Salamanca, tras pasarse 5 años encarcelado en una prisión de la inquisición: «Como decíamos ayer»; pero, obviamente, por diferente motivo.
Las inmaculadas sillas y las pacientes piedras exhalan el abundante calor recibido durante todo el día. Menos mal que algunas señoras van provistas del afamado abanico español que, además de ahorrar energía eléctrica, proporciona un fresco natural y auténtico, que enamora sin perjudicar el ambiente…
Una pantalla de medianas proporciones está ya preparada en la cabecera del improvisado auditorio, para proyectar imágenes que supongo acompañarán a los parlamentos de los ponentes.
Poco a poco, se va llenando todo el aforo. Algunos de los asistentes llevan, bajo el brazo o en la mano, bastantes ejemplares comprados para regalar a familiares y/o amigos, con la esperanza de que serán dedicados satisfactoriamente por el autor al término del acto. Mientras éste comienza, se van produciendo saludos y conversaciones por doquier, siendo aprovechado el rato (también) para hojearlo con fruición e insistencia, haciendo los comentarios oportunos, especialmente de las sorprendentes fotografías del libro.
Aunque en la invitación pone que el acto comenzaría a las nueve, son y cuarto cuando da comienzo. Se sientan en el estrado, que esta casi a la altura de los asistentes (no en una tarima más alta, como cuando se presentó la primera parte), y con más recato, pues solamente hay dos ponentes para presentarlo (en lugar de cuatro, como la vez anterior): el alcalde actual, José Carlos Serrano Ruiz, que se sienta a la derecha, frente al público; y a su lado, el autor del libro: Pedro Martínez García.
Cuando comienza el alcalde a hablar, falla la megafonía (como paradójicamente también ocurrió en la presentación del primer tomo, hace dos años), hasta que el técnico arregla este imprevisto. Entonces aquél exclama la manida frase: «Las cosas del directo» y da lectura a un escueto y enjundioso discurso, en el que agradece la asistencia a todos los presentes, recordando al anterior cronista, Miguel Torres Godoy, fallecido desgraciadamente de forma prematura; y cuya sombra aún planea por el auditorio, aunque este libro ya sea totalmente de Pedro. José Carlos reitera que el ayuntamiento siempre está a favor y apoyará estos actos culturales, agradeciendo a Pedro las muchas horas robadas a su descanso, ponderando así mismo el interés de la obra, pues le trae recuerdos de sus abuelos, que pretende enganche a la juventud canenera para que conozca a esos antepasados que hicieron la democracia, reafirmando que los jóvenes pueden y deben leerlo. Recuerda, a su vez, que el pasado siglo XX fue convulso y difícil. Y termina su intervención con unas palabras dedicadas sinceramente a su autor, agradeciéndole el magnífico trabajo realizado, exclamándole: «Puedes sentirte muy orgulloso de tu trabajo; gracias». Su discurso queda envuelto en cálidos y sinceros aplausos. Aprecio que su intervención me ha sabido más cultural e institucional que política, lo que me congratula…
Después, toma la palabra el autor del libro, Pedro Martínez García, para agradecer al público, paisanos y amigos su asistencia, haciendo hincapié en los forasteros que hemos venido ávidos de conocimiento canenero. Y comienza su preparado discurso (que declama, pero no lee) comenzando con la famosa frase de M. Maeterlink, que ya en la presentación de la primera parte nos dijo: «El pasado siempre está presente…»; cual talismán de todo ser humano que quiera saber de dónde viene y quién es.
Estamos presentando el segundo volumen de la Crónica del siglo XX de Canena y él ha querido dedicarlo a la época de la democracia, aunque antes desea compartir con todo el público una canción que en esos momentos empieza a sonar ante la silenciosa expectación de los asistentes: Libertad sin ira, de Jarcha. Se hace un silencio delatador y confidente que apenas es interrumpido por algún escaso murmullo de los vecinos próximos, mientras el vello se me pone de punta al recordar aquella época lejana en la que nuestra libertad democrática estaba por estrenar… A su término, hay aplausos encendidos y Pedro sigue comentando la punzada de nostalgia que le provoca el cambio tan grande que tuvimos en España por entonces, a pesar de que en los momentos actuales podamos pensar y palpar que estamos cansados de democracia…
Afirma que ha dividido el libro en tres bloques:
1. El cambio político con momentos duros y/o clandestinos, o fotos inéditas: Santiago Carrillo inaugurando la sede del Partido Comunista en Canena y Felipe González en la Casa del Pueblo, canenera.
2. Cambios sociales: música, vestimentas, costumbres, cambios relacionales entre hombre y mujer que invadieron a toda la sociedad, pues entonces era impensable e imposible tener la abierta relación que hoy gozamos…
3. Habla de Secopal, Santana…, y de diferentes negocios como el del balneario, etc., que nos irán sorprendiendo a todos cuando los leamos.
Luego ha añadido biografías destacadas de personas ilustres caneneras, como Miguel Torres Godoy y María Ortega Granada (“La de Santos”, como la conocíamos mucha gente allende las fronteras caneneras): la bien nombrada Hija Predilecta y gran benefactora de este pueblo.
Después, una foto fija del año 2000 sobre el anunciado fin del mundo, que fue otra falacia más de todos los finales de milenio y de los cambios de época, cuando internet ya en realidad había cambiado antes de llegar al final del segundo milenio.
Después, del primer tomo vinieron críticas y/o rectificaciones por lo que se ha añadido un apéndice en donde se recoge un apartado sobre la famosa y sufrida peseta (a la que algunos jóvenes ven como una antigualla), datos de la población, relación de curas del pueblo, etc.
También hay un apartado de curiosidades: palabras en desuso (ya investigadas por don Miguel), rectificaciones, puntualizaciones de quejas y matizaciones; y para rematar la guinda: fotos curiosas que se van proyectando en la pantalla, algunas de ellas, pues todas las del álbum que se está poniendo alargarían en exceso el acto que nos ha congregado aquí.
Y el cronista oficial exclama: «Las fotografías viejas nos traen tantos recuerdos e historias que contar…». También habla del formato del libro, que es el mismo del anterior tomo; solamente cambian los colores de la portada y la silueta del pueblo, que es la inversa del primer volumen, vista desde Rus y no desde la carretera de Linares. El tamaño de la letra es grande y legible, siendo de color marfil las hojas…
Llegado al capítulo de agradecimientos, Pedro incluye al alcalde, las actas del ayuntamiento, el libro total de internet, la gente que preguntando y respondiendo ha ido aportando datos, fotos, comentarios, etc., a través de la página web habilitada por el ayuntamiento para ello.
Y vuelve a reiterar lo que ya dijo en la entrevista a Diez TV Úbeda: «El cronista de la villa no es el depositario de la historia del pueblo que cronica, pues cualquier ciudadano puede y debe aportar sus conocimientos o investigaciones para disfrute de todos sus conciudadanos; por lo ya lleva iniciado un blog de historia, puesto en marcha por Juan Ruiz, que es su principal artífice, que ya ha sido visitado por más de 10 000 personas, curiosos o estudiosos que han encontrado cosas interesantes; por lo que Pedro ruega encarecidamente que envíen a Juan Ruiz lo que crean conveniente para que él lo suba a internet, tras hacerle el filtro correspondiente. Comenta y recuerda lo que valen las fotos, puesto que muestran las continuas transformaciones del pueblo…
Y, antes de terminar su intervención, quiere despedirse poniendo un vídeo que le envió un amigo, donde se desgranan imágenes sobre objetos, usos y costumbres del siglo XX, para que la gente esté sumamente atenta y entretenida, recordando aquellos viejos tiempos que tanto rejuvenecen, mientras la música y las imágenes conforman un dueto poético y melancólico ‑individual y colectivo‑, atrayente al ir rememorando nostálgicamente la infancia, juventud y madurez de todos los presentes…
Ya, casi sin darnos cuenta, ha refrescado y el aire zarandea la pantalla, que no cae al suelo de puro milagro, si no fuera porque Juan Ruiz la coge al vuelo y la sujeta por detrás, hasta que termina el visionado del vídeo.
Y, para finalizar el acto, toma la palabra nuevamente el alcalde de la villa para decir que espera que nos haya gustado, haciendo un repaso rápido de los actos culturales de las fiestas patronales, aclarando que Alonso Lorite nos regala una exposición de su pasión fotográfica y artesana en madera, para que pueda ser visitada en el propio ayuntamiento; dando nuevamente las gracias a este canenero de pro y recordando los horarios de su posible visita; así como que hay más volúmenes puestos a la venta en esta edición, que seguirán expendiéndose en el ayuntamiento en su horario acostumbrado.
En ese momento, unos se arremolinan formando cola, con la tierna ilusión de una inspirada dedicatoria del autor en uno o varios de los ejemplares que llevan bajo el brazo; mientras otros marchan a visitar la magnífica exposición anunciada.
La noche ha terminado temprano y magníficamente, con tiempo suficiente, aunque sea lunes, para marchar al recinto ferial o a los múltiples bares del pueblo, en donde fervientes seguidores harán más amena y dichosa la afamada noche canenera.
Ha transcurrido poco más de media hora, en un acto cultural muy bien llevado, escueto y justo, a mi entender, sin excesos dialécticos ni oratorios, alejado de la política partidista, por lo que yo afirmo como Baltasar Gracián: «Lo bueno, si breve, dos veces bueno».
Úbeda, 22 de agosto de 2016.