“El hombre de la cruz”

Por Fernando Sánchez Resa.

El martes, 11 de noviembre de 2014, fue un día un tanto raro para los cinéfilos ubetenses, puesto que no era jueves, que es el día habitual para acudir a la Sala de Lectura del Hospital de Santiago de Úbeda (Jaén), y el frío invernal ya se había aposentado en nuestra ciudad; mas no podíamos perdernos el visionado de la segunda película del ciclo de Roberto Rossellini: El hombre de la cruz (L’uomo dalla croce, 1943).

Andrés nos explicó que íbamos a verla en versión original, con subtítulos en español (VOSE), porque ha sido una película que no se ha visto en los cines españoles, sino a través de videotecas; por eso, no se ha traducido al español. Y nos dio bastantes detalles interesantes. Su corta duración: unos 72 minutos y que está considerada (peyorativamente) como una de las tres películas de ideología y propaganda nazi de este cineasta, pues realmente existe un Roberto Rosellini anterior a Roma, ciudad abierta (1945), al realizar tres largometrajes a los que se denomina como la trilogía fascista: Un piloto regresa (1942); La nave Blanca (1942) y El hombre de la cruz (1943). En los tres, trata de vanagloriarse del régimen fascista de Mussolini. El último filme es una historia creada por Asvero Gravelli, quien había participado en la defensa del fascismo, de manera activa, desde plataformas como la radio; además, como se desarrollan en escenarios bélicos, también se le conoce como trilogía armada o bélica. Esta película la hizo por encargo y fue ayudado por el hijo de Mussollini. Este filme es más bien un documental, como solía hacer en sus comienzos Rossellini, en el que parece evocar ciertos aspectos del neorrealismo; aunque más tarde haría, cuando tuviese más dinero y maestría, cine del extremo opuesto: más libertario, personal y de izquierdas; más contestatario.

También nos resumió el argumento. Es la verídica historia, basada en la figura de Reginaldo Giulani (un cura que murió en manos de las tropas soviéticas), aunque solamente retrate los dos o tres días finales de la vida de un capellán italiano, interpretado por Alberto Tavazzi (un pintor italiano que actuó, por primera vez, como actor en esta película), que combate en el frente de Rusia y queda atrapado entre dos frentes (el suyo y el ruso), al existir un herido que está en peligro de muerte en caso de traslado, por lo que decide quedarse con él, poniendo en riesgo su propia vida. Así mostrará su verdadera vocación cristiana, como auténtico ministro del Señor, encabezando todas sus acciones en dar a conocer la doctrina de Jesús, no sólo con palabras, sino con hechos heroicos; en contraposición a los soldados soviéticos, que encarnan la malignidad laica. Rosellinni pretende subrayar los valores cristianos criticando duramente al comunismo, sin quitarle humanidad a los personajes rusos; pues, al final, priman las relaciones y el amor sobre la pura ideología, o el deseo de que un recién nacido sea bautizado.

Al ser tan corta, pudimos visionarla con mayor tranquilidad y valorándola en su justa medida. Mi opinión personal es que hay demasiados tiros y escenas de guerra, como no podía ser de otra manera, puesto que describe la segunda guerra mundial en un batallón italiano, en el verano de 1942, en el frente ruso; así como la hermandad que se crea entre las mujeres y niños rusos con el capellán y su compañero herido. Por otro lado, destacar que Rossellini demuestra tener una gran capacidad para filmar escenas bélicas muy realistas, conseguidas por el buen montaje de lo visual con el tratamiento sonoro. En L’uomo dalla croce, el objetivo es realizar una oda a los valores católicos que, en definitiva, encarna nuestro protagonista principal.

Por eso, las mujeres espectadoras, al acabar la proyección, pidieron insistentemente (y una vez más) que para diciembre se hiciese un ciclo de humor o amor que alegrase e insuflase felicidad a los corazones de todos los cinéfilos asistentes; y que no se nos mostrase, una y otra vez, las guerras que los humanos provocamos y que hacen tanto sufrir; pues, simplemente, viendo la realidad (leyendo la prensa, encendiendo el telediario u oyendo las noticias de la radio), estamos más que servidos de mensajes belicistas o agresivos, complementados exageradamente, hoy en día, y por desgracia, con los cada vez más frecuentes atentados terroristas…

¡Ah!, pero también se obtienen doctas enseñanzas de este filme. La personalidad acusada del primer actor, que va repartiendo paz y buenas enseñanzas, esté en el bando que esté; el valor para ayudar y quedarse solo con el herido ante el enemigo ruso; el afán de solidarizarse con todo el que estuviese a su alrededor y de darle buenos consejos, siempre con el mensaje cristiano a flor de piel… A su vez, posee aspectos negativos. Parece inverosímil esta historia en la que hay un obvio patriotismo y ese héroe todo terreno. Es más un documental bélico que una película normal, como queda patente en las palabras finales del filme, donde se respira esa atmósfera y propaganda nazi de la época en la que se hizo y rodó, proclamando que el cura capellán iba al frente para convencer a esos bárbaros rusos de que la verdadera religión es la que el capellán defendía.

Al ser en blanco y negro, muestra también ambas caras de moneda cinematográfica. Cara, consiguiendo ser una película oscura, que expresa perfectamente el horror de la guerra. Cruz, recreando e infundiendo un ambiente de psicosis y horror a las armas y a los ataques del bando aliado…

Como terminamos pronto, llegamos a nuestros hogares o divertimentos antes de lo acostumbrado, pudiendo disfrutar más del asueto y la seguridad que proporciona encontrarse en un país democrático, como el nuestro, que actualmente está en paz, aunque siempre haya gente que quiera liarla… ¡A ver si aprendemos de una vez por todas que la paz (y no la guerra) es el mejor camino para la humanidad…!

Úbeda, 31 de julio de 2016.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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