Por Fernando Sánchez Resa.
Y llegó la ansiada jornada sabatina en la que estábamos citados todos, tanto discentes como docentes, para celebrar un aniversario importante: hacía un cuarto de siglo que la promoción 1981-91 del CEIP Santísima Trinidad salió a conquistar el mundo con aguerrido anhelo.
Eran poco más de las doce cuando se fueron concentrando, a la puerta de este afamado cole ubetense, los valientes egresados, pues no querían perderse la ocasión que les habían brindado los tres irrepetibles compañeros organizadores del evento (Celia, Pedro Ángel y Juande), para reunirse a las doce y media en su amado centro, con el fin de pasar una velada sumamente emotiva y feliz. Allí se produjeron inolvidables e inesperados encuentros en los que la empatía, el buen humor y la catarsis más terapéutica y emocional fluyeron a raudales.
Ya agrupados, fuimos caminando por antiguas rutas colegiales interiores para encontramos algunas novedades en escaleras, patios, pasillos, salón de actos…, rememorando, mediante animadas y variopintas charlas grupales, aquellos tiempos, no tan lejanos, que nos hicieron crecer a todos en sabiduría y vivencias. No podía faltar la foto de grupo en medio del patio principal, con un sol que achicharraba las entrañas, en medio de un ambiente festivo y de buen humor.
Después, subimos al salón de actos para intentar ver algunos vídeos miscelaneados por Juande, rememorando la intensa época escolar en la que el viaje de estudios y algunas fiestas “fin de curso” coparon casi todo el metraje, prometiéndonos que él los pondría de acceso libre en YouTube, puesto que el sonido y las imágenes fallaron en más de una ocasión…
Antes, estando todos sentaditos y muy atentos, habíamos escuchado los cuatro parlamentos que allí se desarrollaron. Primeramente fue Celia quien leyó una preciosa y sentida carta a todos sus compañeros y maestros de promoción, haciendo hincapié en las misivas cruzadas con don José López Ruiz, su más empático tutor, contando la preparación, cocina y plancha de todo este evento, agradeciendo a todos su asistencia. Seguidamente, el director del centro, don Juan Ignacio Rodero Muñoz, que tan amablemente se había prestado desde el principio a llevar a buen puerto la celebración de este evento, improvisó su discurso relatando jugosas anécdotas de su complicado proceso de gestación, animando (también) a que todos los presentes trajesen a escolarizar a sus hijos a este cole, pues es “El mejor del mundo”… Después, don José tomó asiento frente a la asamblea e impartió una irrepetible lección magistral rememorando su valerosa vida y ejemplo, simulando una emotiva y ordinaria sesión de clase, de las muchas que él impartía a estos alumnos diariamente, provocando risas, carcajadas, hondos sentimientos e incluso llantos con indisimuladas lágrimas en los ojos, al comprobar todos la fortaleza que ha tenido (y tiene) tras la desgracia y el infortunio recibidos en propia carne. Tuvo incluso palabras de agradecimiento para todos y hasta de enternecidos recuerdos hacia dos compañeros maestros que ya gozan del descanso eterno (don Antonio Viedma y don Salvador González Manzano), pidiendo abiertamente a todos una oración por sus almas. Su ejemplar y nostálgico mensaje fue respondido con un largo y sentido aplauso. Finalmente, el que esto escribe, leyó un corto texto relatando las impresiones y recuerdos más íntimos que había plasmado la noche anterior en su ordenador personal (http://www.aasafaubeda.com/index.php/20-acontecimientos/4107-mis-palabras-en-vuestro-xxv-aniversario).
Tras los vídeos y las muchas fotos de rigor que todos nos echamos (pues muchos asistentes querían inmortalizar el momento, el lugar y los personajes de esta bonita historia que todos nos estábamos regalando), fuimos caminando bajo el tórrido sol ubetense hacia la calle Real, donde se encuentra ubicado el hotel Palacio de Úbeda, sito en el antiguo y desaparecido colegio de las Carmelitas, que tan honda huella dejó en esta ciudad; y allí, tras las fotos de grupo a la entrada, descendimos a sus entrañas (a uno de sus sótanos) para poder gozar de una comida, cual copa de espera al estar todos de pie intercambiando recuerdos, vivencias y sensaciones. En este mágico y fresco lugar, la variada y novedosa comida, juntamente con la ansiada y fresca bebida, activaron aún más los sentimientos y recuerdos amables y nostálgicos de todos los presentes. No podían faltar las múltiples fotos y los más insospechados vídeos que ya circulan (y que se incrementarán) por el whatsapp del grupo, como sangre vivificadora de este encuentro. Los organizadores tuvieron la feliz idea de regalar un recuerdo en cartulina de cuatro páginas, en blanco y negro, siendo la portada una preciosa vista del segundo patio del cole, con la torre de la iglesia de la Trinidad al fondo; y, en la contraportada, sobre impresionado el primer patio. En medio, hay dos hojas para anotar vivencias, recuerdos y anécdotas del paso por el colegio. Una vez expuestas en el local, fueron recogidas por los organizadores para que don José las leyese tranquilamente en su casa y, en un futuro, piensan irlas publicando en el whatsapp “Reencuentro promoción 77”. Allí pasamos varias horas hasta que los más atrevidos y animados quisieron seguir la juerga y la convivencia en otros establecimientos de diversión y ocio de la ciudad, quedando ésta altamente sorprendida de estos hijos trinitarios que anhelaban expandir y prolongar su leal amistad, presos de melancolía y contento, en el día en que gratamente se habían reencontrado…
Y cuando acabó la fiesta, muchos de sus componentes, pensaron: «¡Veinticinco años son nada…, cuando se revive (felizmente) el ayer como si fuese hoy!».
Úbeda, 11 de junio de 2016.