“Johnny Guitar”

Por Fernando Sánchez Resa.

Hoy quiero comentar mis impresiones de la película que visionamos el 16 de octubre de 2014 y el ambiente que se respiraba en la sala de proyecciones del Hospital de Santiago de Úbeda (Jaén).

Un escogido público (mayoritariamente femenino) escucha atentamente las interesantes y sucintas explicaciones de Andrés, poniéndole la miel en los labios sobre la película anunciada: Johnny Guitar (Johnny Guitar, 1954), dirigida por Nicholas Ray; con guión de Philip Yordan y basada en la novela homónima de Roy Chanslor. En esta ocasión, será en versión española, y con estreno de altavoces (además de los habituales) colocados en el entarimado de la mesa para hacer más óptima su audición.

Nuestro mentor cinematográfico advierte que es una película del oeste, pero no de las clásicas de “saloon”, puesto que difiere en muchos aspectos: el desarrollo atípico de su trama; la lucha encarnizada entre dos mujeres, manteniéndose (durante toda el metraje) un pulso ininterrumpido, y con un final digno de verse. También es famosa por su banda sonora, especialmente la canción archiconocida que alguna espectadora tararea antes de su visionado. Remata Andrés su faena animadora comentando que tiene un final romántico y que, a pesar del bajo presupuesto proporcionado, Ray supo sacar un excelente producto cinematográfico.

La vida se desarrolla en un aislado pueblo del oeste americano (concretamente, en tierras de Arizona), en torno a 1880, durante varios días. El argumento muestra el eterno enfrentamiento que suscita el poder, la venganza, las pasiones y el territorio libre y sin dueño de esa América mitificada como un valle, un paraíso terrenal al alcance del hombre, que muestra lo mejor y lo peor del ser humano. Allí, Vienna (Joan Crawford) ha instalado una casa de juego y bebida con la esperanza de que en el futuro su negocio prospere con la llegada del ferrocarril. Para ambientar el local, llama al guitarrista Johnny Guitar (Sterling Hayden), que es su antiguo e inolvidable amor que le sacará de situaciones muy embarazosas, pues el ascua del enamoramiento sigue (en ambos) ardiendo en su rescoldo. Sus planes chocarán con la oposición de Emma Small (Mercedes McCambridge), una mujer que odia a Vienna y que tratará de truncar sus planes procurando su marcha del lugar. Su final es uno de los más románticos y estremecedores desenlaces del séptimo arte.

 

En definitiva, Ray nos cuenta una nueva historia de amor, con la crudeza del paisaje y las costumbres de este trillado lugar, pero protagonizado por dos opuestas mujeres, tanto en lo físico como en lo comportamental, que han de enfrentarse para dilucidar quién triunfará. El vestuario remarca a esas dos mujeres en lucha: Crawford de blanco satén, de colores abigarrados, en contraposición de esa inquisición negra…

Los diálogos son interesantes y bien estudiados, con frases memorables y de hondo calado, imperando el doble sentido en muchas de ellas. Siempre nos quedará, para el recuerdo, una de las más memorables que se han pronunciado en el cine: «Miénteme: dime que me has esperado todos estos años».

 

Una banda sonora fascinante, con un tema principal inolvidable, la inmortal partitura de Victor Young, el tema de amor y la canción cantada por Peggy Lee forman parte, sin ninguna duda, de la mítica del film y contribuyen a hacer de “Johnny Guitar” una obra maestra de este famoso cineasta.

Nicholas Ray no está interesado en mostrar vidas fáciles, sino unos personajes que necesitan sobrevivir y luchar para vencer a su fatal destino de perdedores, lejos del heroísmo triunfal del antiguo vaquero. Cada personaje debe soportar la carga de la envidia, los celos, el rencor, la violencia o la codicia, configurando el universo de una película poblada por seres solitarios y débiles. Es por esta razón que la mayor parte del film transcurre en interiores, abandonando la panorámica y la planificación en exteriores, mostrando una decoración de interiores magistral, donde destaca de manera poderosísima la iluminación que acentúa su carácter barroco.

 

Es una película extraña, porque aglutina elementos del western, perfila personajes de inusitada y afilada introspección psicológica, fundiéndolo todo en la más clásica de las tragedias, y pasándola por el tamiz de las obsesiones personales de Nicholas Ray (la soledad, la incomprensión de los recuerdos…). Dicen que este director mantuvo una relación con la Crawford…

 

El tiempo había vuelto a mejorar en nuestra cinéfila ciudad. Vivir para ver: a primeros de agosto había hecho un frío que pelaba, mientras que ese día (16 de octubre de 2014) se respiraba cierta templanza en el ambiente, que presagiaba un fin de semana espléndido para disfrutar, recordando esta gran película de Nicholas Ray en la que brillan los más puros y descarnados instintos humanos, en un western especial: poder, dinero, amor, dominio de la hembra sobre el varón, etc.

Úbeda, 6 de abril de 2016.

fernandosanchezresa@hotmail.com

Deja una respuesta