El Archivo Histórico Municipal, y 4

Hay muchos documentos aquí y es un milagro que se conserven, gracias a que se han guardado. Entra por uno de ellos a la sala de al lado y nos muestra el documento más antiguo que existe en este archivo, datado en agosto de 1235; lo lee y se entiende perfectamente.

Después imparte una buena clase de historia a raíz de “La batalla de Ubadat” o “La batalla de las cuestas”, o como se le llamó después por un equívoco, “La batalla de las Navas de Tolosa”, recordando el recorrido que hace el Centro de Interpretación, instalado cerca de Santa Elena (Jaén), que lo recrea; y, como Ramón lo ha recorrido en bici y a pie, nos lo va detallando hasta con nombres propios, como si lo hubiese hecho ayer mismo.

Ahora nos habla de los protocolos donde se reflejan los permisos y aprovechamientos en otros términos municipales, en febrero‑agosto de 1235, sobre pesca, agricultura, etc. Lo explica todo detalladamente con sus cláusulas, añadiendo: «La iglesia siempre fue soporte de la nación o poder político, pues algunas acciones las convertía en pecado e incluso en condenación eterna». Un protocolo de Murcia desvela cuándo fue la conquista de Úbeda, mencionándola…

Saber escribir traía antaño muchas mercedes de la administración; así nacen los archivos con los Austrias Mayores, para saber lo que se ha hecho. Había que tener cuidado con las falsificaciones; por eso se ponían tantas cláusulas en los protocolos. Las primeras cartas eran escritas de puño y letra por el rey; las segundas, eran escritas por otros personajes delegados por él, como ahora nuestra constitución pide. Los estragos de los documentos pueden ser resueltos, quizás cien años después, con otro documento que lo mencione y testifique. Nos habla del formato diplomático, porque tiene forma de diploma y saca uno del archivo interior para enseñárnoslo. Es un documento pequeño, como era lo normal por entonces.

Luego nos resume la historia de los soportes y las fuentes de los distintos derechos. En cuanto a los soportes, se empezó con el pergamino sacado de la piel de un animal; luego llegó el palimpsesto ‑que es una piel de animal‑, que se ha limpiado y que se vuelve a utilizar; hasta que llega el papel.

Nos habla del derecho germánico y del derecho romano hasta que se llega al código civil que, curiosamente, es el sustento de nuestra constitución, puesto que aúna la ley, la costumbre y el principio del derecho.

Nos dice que ya hay problemas de espacio real aquí, por lo que hay dos soluciones. Primera: tirar cosas, que ya se puede hacer con el permiso de la comisión de acceso y administración, siguiendo los criterios de que se conserve lo relevante con cauces legales. Aquí no se ha producido todavía esta solución. Segunda: ampliar el archivo, pues, desde el año 1945, está aquí y nos detalla su larga gestación y la suerte que se tuvo al descubrir unos cuantos protocolos perdidos, cuando se acometió una obra.

Soluciones posibles: compactar toda la información a lo largo de toda la sala, aunque no hay aparatos que midan la humificación del ambiente; y nuestro guía llega a la conclusión de que el archivo de protocolos y el edificio se han defendido mutuamente, como buen matrimonio, salvándose de la destrucción segura.

Y nos vuelve a regalar otra leccion histórica: cómo fue creándose esta irrepetible plaza del ayuntamiento y este palacio de Vázquez de Molina, en el que nunca vivió su dueño. Según Ramón, este palacio es el más bonito en muchos kilómetros a la redonda y le parece más interesante. El que se le puede asemejar o mejorar es el Palacio de Carlos V, en la Alhambra de Granada. Cuenta que, en 1940, se contruyó esta estancia con yeso, y es una memoria histórica su artesonado original, pues no está falsificado. Entonces se produce una pequeña diatriba entre la mejor conservacion monumental y el trazado de sus calles, con su peatonalización correspondiente; pero él es partidario del coche más que de ir cerrando calles al tráfico, como en el Real de Úbeda, ya que, al final, se van apoderando los bares, pero desaparece el tejido social y las tiendas del barrio.

Son las dos menos cuarto cuando me marcho, pues tengo una importante comida con los antiguos alumnos de magisterio de la Safa de Úbeda en el restaurante Úbeda Kapital. Ramón sigue dando su conferencia magistral como Sócrates o Platón a sus discípulos hasta las dos, porque a esa hora se cierra el edificio.

Así que hemos asistido a una mega visita gratuita, donde el saber enciclopédico de Ramón Beltrán Almazán nos ha mostrado, con suma riqueza y entusiasmo, lo que alberga su persona y el trabajo que realiza diariamente como fiel enamorado de esta ciudad, que la ha hecho suya desde que vino a trabajar aquí; incluso más que otros nacidos en esta tierra. ¡Un magnífico ejemplo que seguir…!

Úbeda, 17 de octubre de 2015.

fernandosanchezresa@hotmail.com

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