La Vía del Sureste – 04

Por Manuel Almagro Chinchilla.

Una peregrinación desde Tíscar a Santiago de Compostela

Te decía que siguieras leyendo. Sigue leyendo porque, sin duda, ya te habrán surgido algunas preguntas en las que demandas respuestas concretas y precisas.

¿Qué? ¿Quién? ¿Cuándo? ¿Dónde? ¿Por qué?

—Bueno…, no me abrumes con tantas incógnitas, tranquilízate y sigue leyendo; a todas te voy a responder.

—¿Qué?

—Bien, pues lo que has leído. Se trata de ir a Santiago de Compostela el próximo Año Santo 1999, en peregrinación; es decir, andando, caminando, o con el medio que quieras; y si lo prefieres (dándole una pincelada de humor), en el conocido “coche de san Fernando: unos ratitos a pie y otros andando”.

—¡Pero… eso es una locura…!

—Bueno…, puede ser. Según como lo mires. Yo lo veo como la cosa más natural del mundo. Es, sencillamente, andar durante cuarenta y cinco días, con algunos descansos intercalados de un día completo. Se trata de cubrir 1 200 kilómetros, aproximadamente. Si echamos números, nos sale que tenemos que caminar 8 horas diarias o, lo que es lo mismo, 30 kilómetros al día. Parece que ya no es tanta locura, máxime si tenemos en cuenta la época del año en que se va a realizar, todo el mes de julio y parte de agosto.

¿Quién?

—Tú, yo…, mucha gente, todo el que quiera. No hay exclusión de ningún tipo, ni por razones de sexo, creencia, o edad. Eso sí, se requiere ser profundamente tolerante y respetuoso con los demás. Hay que tener en cuenta que una marcha de esas características conlleva pasar muchos días de convivencia en grupo, aceptar las diferencias y superar las inevitables dificultades que genera el día a día.

 

¿Cuándo?

Como ya he dicho antes, debe ser necesariamente en el año 1999, último Año Santo de este siglo. Año Santo es aquel en que la festividad de Santiago apóstol cae en domingo. Puede ser una buena despedida de siglo y de milenio. También se ha pensado que sea en la época estival por varias razones: el período de luz solar diario es mayor, el buen tiempo climatológico y, fundamentalmente, por el largo período vacacional de la gente que está en la Enseñanza, tanto de alumnos como de profesores. Aunque lo ideal hubiera sido planearlo de tal modo que para el día de Santiago (25 de julio) haber estado en Compostela, pero eso hubiera supuesto partir antes de finalizar el curso académico.

Considerando todos estos condicionantes, se ha pensado en salir en los tres o cuatro últimos días del mes de junio o el primero de julio. La llegada a Compostela está prevista entre el 10 y 15 de agosto.

Va a ser realmente algo insólito que marcará un hito en nuestras vidas.

 

¿Cómo?

—Hay gente que lo vamos a hacer con una mochila al hombro y un par de buenos deportivos, con una sonrisa en la cara y el corazón lleno de entusiasmo. Otros ya han anunciado que lo harán en burro. Hay un grupo que lo hará en bicicleta de montaña, en lo que emplearán 15 días. Hay quien va a ir en coche, por vías alternativas, y así nos prestarán apoyo. El trayecto más difícil, el de andar con mochila al hombro, ya se ha diseñado y se han establecido los puntos donde se descansará, pernoctará y lugares de aprovisionamiento. Existen instrucciones más precisas que se darán a conocer más próxima la salida ya que aún queda un año. Algo fundamental es ir preparándose desde ahora mismo; es decir, hay que coger una buena preparación física. Desde ahora nos olvidamos de cualquier medio de transporte que no sean los pies, para callejear, ir al trabajo, etc., y los fines de semana pegarse una buena marcha. Al poco tiempo estarás en plena forma. Mucha gente queda sorprendida de su propia capacidad de aguante.

 

¿Por qué?

—Cada uno tiene su “por qué”. Hay quien le mueve su fe religiosa, ya que peregrinando a Santiago en Año Santo se gana indulgencia plenaria. Hay quien va con fines culturales, ya que los que ofrece el itinerario son enormemente ricos y variados. Hay quien persigue una perfección física e incluso una buena terapia psíquica.

almagromanuel@gmail.com

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