Graduación y fiesta “Fin de curso”

Por Fernando Sánchez Resa.

Como todo tiene su principio y su final, el jueves (18) celebraba el colegio “Sebastián de Córdoba” de Úbeda (Jaén), la consecución de una etapa muy importante en la vida educativa de dos promociones de distinto calibre: una, la de tercero de infantil, que durante tres años ha ido madurando y aprendiendo los primeros rudimentos del aprendizaje escolar y convivencial; y otra, la de sexto de primaria, en la que se ha proseguido la labor educativa y social, coronando unos logros y objetivos que hoy se han expuesto en el escaparate de su graduación, aunque sea al estilo americano al que cada vez nos vamos pareciendo más…

La tarde se mostraba bondadosa y agradable para que una vez que todo estaba preparado (sillas para el público, pasarela con alfombra roja, panel con lema e imágenes graciosas de alumnos graduados, megafonía…) comenzase el entrañable acto a las ocho y media y acabase cerca de las once de la noche. En ese intervalo, se fueron sucediendo emotivos momentos, que cada cual vivió según edad, cultura y sentimiento, pero con el denominador común de ser una fiesta que, no por esperada, es menos entrañable y cariñosa… Como siempre, fotos y vídeos estuvieron presentes para constituirse en testigos permanentes de futuros recuerdos enternecidos…


La gracia, la ternura y el encanto del alumnado de los dos cursos de tercero de infantil, con su titubeante paseo hacia la tribuna para recibir beca y diploma; así como el sentido beso de sus maestros tutores, sus canciones en español y en inglés (para demostrar fehacientemente que están en un colegio bilingüe), sus sencillos mensajes de agradecimiento vocalizados por cortos mensajes de escogidos alumnos, los sentidos y tiernos discursos de un tutor de infantil (Ramiro Moya) y del director del centro (Ángel Fernández); y el propio acto de entrega de becas y diplomas conformaron un cuadro memorable difícil de olvidar. Y el canto del Gaudeamus, adaptado a infantil, puso la carne de gallina a todos los presentes.

Mientras que suavemente se iba echando la noche, la promoción de sexto andaba un tanto nerviosa por el momento que se le avecinaba, manisfestándolo ruidosamente…

Y comenzó el nombramiento por parejas y en orden alfabético, como se había hecho en infantil, a los dos cursos que componen esta promoción. Si los pequeños iban sencillamente vestidos con su uniforme blanquinegro y su negro birrete de graduados, los mayores tenían cierta libertad para escoger atuendo, especialmente las niñas que ya despuntan como bellas jovencitas. Conforme fueron ascendiendo, se fue caldeando el ambiente y las lágrimas y pucheros aparecieron progresivamente, por el momento vital en el que se encontraban.

Beca y diploma fueron recogidos con todo el boato posible, amenizado por la música preparada al efecto y ejecutada por el gurú de la megafonía, Antonio Santos Zaragoza, que se va a despedir por todo lo alto del colegio y de la profesión docente. La canción en inglés que los alumnos entonaron, explicada anteriormente por la maestra Margarita Merino, condensaba todos los sentimientos y emociones del momento…


Después llegaron las improvisadas palabras de la tutora de 6.º A, Luisa M.ª Roa, recordando serena y concisamente lo que habían trabajado en este ciclo (y en el resto de su escolarización), desde que llegaron a sus manos hasta que hoy salen para el instituto, abogando por el trabajo bien hecho, el buen comportamiento hacia los demás y el ansia de aprender para formarse y no por la nota a sacar. Aurora Jódar, tutora de 6.º B, leyó una tierna y sencilla misiva en la que recordaba a ambas promociones sus nueve años impartiéndoles clase de música con sus buenos y tiernos momentos, afirmando que siempre los llevará a todos en su corazón…

El director también se dirigió a ellos para recordarles las muchas y variadas situaciones vividas desde que entraron en el cole de la mano de sus padres, su maduración a lo largo de estos años y su confianza en que sabrán afrontar, con solvencia, los retos que la vida les va a seguir poniendo…


Luego, llegó el turno del alumnado con la lectura de las redacciones más esmeradas, ganadoras del concurso de redacción del colegio, donde las principales plumas de ambos cursos volcaron sus recuerdos, sus vivencias, sus anhelos, su más sincero agradecimiento a todo el personal docente y no docente del centro, incluida la asociación de padres y madres; enumerando incluso, anécdotas o detalles muy acertados de su paso por las aulas, con los diferentes tutores que les tocaron en suerte, desde infantil y pasando por los tres ciclos de primaria, que a más de uno (como a mí, que soy un empedernido sentimental) llegaron al alma; pues, aunque siempre me he dado cuenta, hoy lo he vivido en propia carne: que los alumnos son el material más virgen y agradecido que nos podemos topar en este desquiciado mundo y que lo saben demostrar en estos momentos en los que se acaba una etapa importante de su vida, que siempre recordarán con nostalgia y anhelo; pues, como sabemos todos: la patria de cualquier ser humano es su infancia (con sus problemas y vicisitudes, por qué negarlo); y si ésta ha sido feliz… Las fotos por cursos y la tierna añoranza del ayer propinaron un chute vital definitivo a este alumnado que sabe llevarse, en sus alforjas, personales aprendizajes, vivencias, agradecimientos y respeto a sus profesores, compañeros y demás sujetos de la sociedad que les rodea…

Al no estar, este año, instalado el tradicional bar en el patio del centro, no se pudo continuar la fiesta en el cole, como en años anteriores, ni se pudo adobar con bebida y viandas; pero siempre quedará en el recuerdo (y a mí particularmente, como al resto de los afectados), haber vivido una noche especial con meláncolicos y nostálgicos sentimientos, sobre todo por esos alumnos que se acercaron a saludarme y besarme por los dos cursos que pasé con ellos, en los que todos (ellos y yo) aprendimos tanto…

La fiesta “Fin de curso” fue al día siguiente; y aunque no la pude disfrutar, puesto que tenía una preboda ineludible, según me contaron fue otra extraordinaria gesta musical en la que todo el alumnado del colegio danzó alegremente, haciendo las delicias de la multitud de asistentes que abarrotaba el patio, comandada por los tutores de infantil y la irrepetible profesora de música (Aurora Jódar) que se vio vitoreada y coreada al final de la noche por el inmenso gentío que llenaba el patio del colegio La Explanada. Tampoco faltaron las palabras de agradecimento del director del centro (Ángel Fernández) al eterno maestro de la Explanada, don Antonio Santos Zaragoza, con motivo de su jubilación, cuando acabe este curso escolar, que fue vitoreado y coreado por todo el mundo, especialmente por los alumnos que tanto le quieren, gritándole espontáneamente que no se jubile tan pronto…

Mientras los alumnos de tres años bailaron el “Bugui bugui” y los de cuatro interpretaron varias canciones del currículo de infantil, las actuaciones de primaria fueron en torno al folclore americano. Cada ciclo hizo dos bailes. El primero, con música del lejano oeste, bailó un “mixer” y “Oh, Susana”. Los del segundo ciclo, temas andinos: “Tostadito” y “El carnavalito”. Los del tercero, temas mexicanos: “La novia” y “Jarabe Tapatio”. Y toda la primaria, juntos, canciones del verano 2014: “Bailando” y “Sube las manos arriba”.

Los niños bailaron estupendamente resaltando, aún más, la impactante tonalidad de sus trajes; especialmente en la canción “Bailando”, de Enrique Iglesias, cuando las niñas que llevaban abanicos de diferentes colores los movían graciosamente, incrementando su espectacular colorido.

Y acabó felizmente esta fiesta “Fin de curso”, de este colegio singular, en esta tarde‑noche veraniega, aspirando todo el personal, especialmente alumnado y profesorado, el frescor del cercano periodo vacacional, tan necesario para recargar las pilas para el próximo curso…

¡Felices vacaciones a todos!

Úbeda, 18 y 19 de junio de 2015.

fsresa@gmail.com

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