¡Que dimitan, leñe!

Por Mariano Valcárcel González.

He dudado bastante si escribir, o no, lo que acá abajo sigue.

De veras. Primero, porque no es de mi gusto; y segundo, porque está lejos de mi intención el unirme al coro de los inventores de historias y de agravios provenientes siempre, ¡cómo no!, de los de la izquierda, esos que deberían ir ladrando su odio por las esquinas y que, con seguridad, no han hecho nunca nada bueno ni por la ciudadanía ni por el país. Ya recibieron leña hace décadas, con razón o sin ella, muchas veces y que, además, no están pasando precisamente sus mejores momentos y sus perspectivas no son halagüeñas en demasía.

Así que decidirme a escribir lo que escribo lo es más como producto de ir claro y por derecho en la vida que el darle los tres cuartos al pregonero del PP. También, porque creo que hace falta que alguien en este actual PSOE se dé cuenta de una vez (y lo ponga en práctica) que necesitan una potentísima cura de credibilidad. O sea, una drástica autocrítica con carácter ejecutivo.

Empiezo pues.

Y digo categóricamente que Chaves y Griñán habrían de haber dimitido de sus cargos… ¡ya!

Si no lo hacen, están perjudicando gravemente al partido. Y ellos y los demás lo saben. Permitir que sigan en sus escaños es prolongar suspicacias y reticencias (y el desapego) entre la ciudadanía, votante o no. Pues, ¿por qué se mantienen en sus puestos representativos si no es por intereses meramente personales…? No cuela que lo sea por el mero servicio público al que no se puedan sustraer; más bien lo es por la cobertura que les brinda su estatus de aforados, al que no quieren renunciar. Esto es lo real (y no su prurito de inocencia y honor mancillados) y es lo que el resto del partido y, obligadamente, sus dirigentes debieran evaluar como muy negativo y poner de inmediato y drásticamente final al caso; no se comprende que no lo hagan así, por un equivocado sentido de la lealtad o compañerismo, salvo que, en realidad, hayan trasfondos inconfesables y dependencias tales que obligarles a marcharse significase arriesgarse a mayores males.

Hay quien defiende que los dos expresidentes andaluces son honrados y no se han llevado ni un céntimo. Puede. Pero, ¿no es verdad que estos dos deben asumir las responsabilidades que por sus puestos tenían contraídas? ¿Es que se les va a seguir admitiendo que utilicen la regla general del yo no sabía nada…?Cierto, esto ya se ha hecho ley muy bien esgrimida por los del PP y otros, y no se debería extrañar nadie porque la utilicen estos del PSOE. Solo por honestidad personal (que, si los otros no la tienen, ellos sí deberían tenerla) ante el evidente fracaso de su gestión, ya deberían haber dimitido.

Es que la opinión pública no se traga tales declaraciones de inocencia (ni de estos ni de los otros). Desde que se abrió la caja de los truenos del caso Mercasevilla, las demás le siguieron como consecuencias inevitables, creando una sima a la que no se le ve el fondo y que se lo va tragando todo. Pretender que un mindundi como el tal Lanzas y un vivales como el tal Guerrero hicieron y deshicieron como les vino en gana y sin que nadie se diese por enterado ni en la provinciana Jaén ni en la cotilla Sevilla es ofender el sentido común. Vamos, que el director general obraba ahí en la barra de un pub como oficina oficial y nadie se enteraba; que se ponía hasta las cejas de polvillo blanco y pasaba eso desapercibido en la Sevilla capital del chisme; que el conseguidor jaenero manejaba dinero como si tal cosa y en la provincia del virrey eso era más misterioso que el Santo Custodio.

Miren; en las oficinas de la Junta donde se manejaban ingentes cantidades de dinero (por contratos, expedientes autorizados, programas y demás), apenas si existía personal para estos asuntos, ¡qué casualidad!, que se tramitaban así casi sin control alguno y con premura, cuando en otros departamentos (por ejemplo, la Delegación de Educación de mi provincia), que manejan proporcionalmente menos dinero en directo, hay infinidad de funcionarios para gestiones nimias.

En estos oscuros tejemanejes, se han pringado todos ‑no lo olvidemos‑, de izquierdas y de derechas. Ahora se ejerce de superior hipocresía, cuando se pretende no saber nada de nada y, si se sabe, es cosa “de los otros”. Una vez me propusieron dar una charla (sobre fotoperiodismo) a un grupo de desempleados. La di. Todavía estoy esperando que el responsable del curso (fue concejal del PP) me pague la hora empleada. Es un dato sin importancia, ¿verdad?; pues, aunque las cosas parezcan no tener ninguna importancia, la tienen. Y quienes las conocían (no digo ya que participaban) deben responder de las mismas, quieran o no.

Se acercan elecciones inmediatas en Andalucía. El elector ya no traga todo así porque sí y, si lo hace, es o por desorientación o porque está atado a ciertas lealtades o a ciertas dependencias. El PSOE‑A puede seguir por la misma senda, fiando de la tradicional inercia, que se va frenando cada vez más o intentar renovarse con rapidez y tratar de impulsarse con más eficacia. Pero me temo lo peor.

 

marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

Deja una respuesta