Esto era una vez…
Una niña guapa y primorosa que irradiaba felicidad por todos lados… Al ser la mayor de dos hermanas, su responsabilidad era grande, pues su comportamiento era vivo ejemplo para su hermana más pequeña; que, por cierto, era mucho más alborotadora que ella…
Hacía unos dibujos preciosos y unas redacciones sin faltas de ortografía, que servían de ejemplo al profe para que el resto de la clase la imitase…
Aunque tenía un punto débil (que fue corrigiendo con el tiempo y la ayuda de sus padres y maestro): a veces, si no le vigilaban la libreta, intentaba colar el trabajo inacabado como si tal cosa…
Disfrutaba mucho jugando, charlando y dibujando con sus amigas y familiares, por lo que su infancia se le pasó entre las manos… Así es como llegó a la universidad, haciendo la misma carrera que sus padres: filología inglesa.
Se dedicó a la enseñanza, vocación que tanto había mamado en casa, siendo la mujer más feliz del mundo, mientras educaba a sus alumnos e hijos de la manera más eficaz y tierna posible… (Empleando siempre la misma sencillez que ella había practicado).