Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.
Nos encontramos en esta ocasión con una glosa a favor de la “Coral Ubetense Virgen de Guadalupe”, a la que Ramón Quesada la ensalza por los logros alcanzados nada menos que en la “ciudad de la música”: Viena. A lo largo del escrito, nos describe la trayectoria del grupo desde su fundación en 1980 (aún hoy está en activo) y encuentra el momento adecuado para resaltar los valores musicales individuales y colectivos. Vemos cómo por la entrañas de nuestro articulista destila todo su amor humano hacia su ciudad natal, que le hacen despertar una irreprimible suspicacia ante comentarios que le llegan totalmente intrascendentes y que no dan la medida exacta de la localidad.
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Recientemente, la coral Virgen de Guadalupe, de Úbeda, regresó triunfalmente de Austria. En Viena, ofreció dos conciertos ante un selecto auditorio y, aparte de ser muy aplaudida por el público, puesto en pie y al grito de «¡Bravo!», el alcalde de la ciudad de la música la obsequió con la medalla de Viena.
¡Quién lo iba a decir! ¿Qué hubiese ocurrido si en septiembre de 1980, fecha de su fundación, a algún “loco” se le hubiese ocurrido pensar en la salida de la coral al extranjero? Casi acierto si digo que doña Juana Gámez, su primera directora y “madre”, no pensó ni remotamente en este “accidente” del grupo que tanto amó. Quien sí puede creérselo es su actual director, Francisco Sevilla Talavera, ¿no? «Haz lo necesario para lograr tu más ardiente deseo, y acabarás lográndolo», decía, con frecuencia, a sus alumnos más selectos, Beethoven.
En este caso, en su ya extenso y bien logrado historial ‑de la coral de Úbeda‑, está la clave de sus muchos y reconocidos éxitos.
Esta coral, Virgen de Guadalupe, después de “tímidos asomos” en algunos cultos religiosos, tiene su primera intervención, su “bautismo de canto”, una vez logrado el conjunto, en la ubetense iglesia de la Santísima Trinidad, interpretando los patéticos “Dolores de Nuestra Señora”, del laureado compositor Victoriano García Alonso, que se basó hace ya muchos años en una letra de excepcional calidad de autor anónimo. De aquí, hasta Viena, la coral llegó a otras ciudades de la provincia y a Jaén mismo, como hace unas fechas la hemos podido escuchar y aplaudir.
Al terminar su intervención, la coral de Úbeda, en la Catedral de Jaén ‑que por cierto participaba dentro de “Encuentros de Corales en diciembre 88”‑, a un caballero, al parecer versado en música y poco en estadística ‑a mi lado‑, se le ocurrió decir, sin sospechar que yo soy ubetense, que cómo era posible que un pueblo de algo más de veinte mil habitantes tuviese un conjunto de canto de tan extraordinarias características.
Me volví con una amable sonrisa, le llamé delicadamente la atención con un golpecito en el brazo y le dije nada más: «Treinta y tantos». Me entendió, y, un poquitín mosqueado, se disculpó. Úbeda, para que se sepa, tiene una de las más atrayentes programaciones musicales de nuestra región andaluza y de buena parte de España. Posee varias academias de música y canto, con más de doscientos jóvenes que aprenden las excelencias del arte del pentagrama. Su banda de música, sus tres corales, sus dos agrupaciones de cámara e incontables dúos, tríos, solistas de música clásica y moderna, y más de una docena de directores y compositores que dirigen bandas de música y orquestas de otras ciudades y componen partituras admirables, ya dicen de Úbeda que muy bien pudiera ser catalogada en la relación mundial de ciudades más importantes en el concierto musical y en el patrimonio artístico de su clase.
Las primeras referencias que tenemos de conjuntos vocales “serios” de Úbeda datan, si no estoy equivocado, de 1933. Fue entonces cuando un grupo de aficionados, entre los que se encontraba la señorita PilarAlfonso, su primera directora, crea la Masa Coral Ubetense que, a pesar de su corta existencia ‑dos años‑, fue fiel exponente de la actividad artística y cultural en la ciudad. Integrada por más de cien voces ‑entre damas, caballeros y niños‑, celebró su primer concierto el 30 de septiembre de 1934, con motivo de la conmemoración del VII Centenario de la Reconquista de Úbeda por Fernando III. Al final del recital, la coral interpretó por primera vez el himno a Úbeda, compuesto, especialmente para este acto, por el escritor José de la Vega y el compositor Emilio Cebrián.
A partir de aquí, parece ser que Úbeda se identifica plenamente con el arte simbolizado por la lira y nacen algunos coros que, pese a no llegar a durar más de unos cuantos años, confirman la autenticidad de una ciudad culta en la vocación de bien combinar el sonido y el tiempo con la voz hecha canto. Proclividad que, como queda dicho, tiene su sucesión en estos grupos líricos y folclóricos de nuestros días.
La coral Virgen de Guadalupe, continuadora de aquellos coros de antaño, es hoy, junto con el resto de los grupos cantores e instrumentales de la ciudad, la voz de Úbeda en otras tierras que no son mismamente las provinciales y nacionales.
Su paso por Austria, patria de la familia Strauss, y el éxito extraordinario en su capital, no está sujeto sólo a ese triunfo en la ciudad vienesa y a su participación en el tradicional programa de coros “Adviento en Viena”. El coro Virgen de Guadalupe, como nos ha demostrado, no es sólo una mera institución musical que se conforme con poco, pues parece ser, por los hechos, que sus vuelos son altos, como su interés por llevar la voz de Úbeda a otros países ingentes. En declaraciones a Jaén, su director dijo que, entre otros proyectos inmediatos, está dar tres conciertos en la Navidad de 1989 en varios lugares de un país de Próximo Oriente, en lo que se está trabajando ya.
Digamos, por último, que la Agrupación Coral Virgen de Guadalupe nació como Coros Gavellar y sólo la integraban caballeros. «Un grupo de hombres decidió unirse para salvar la novena de la patrona de Úbeda, que no tenía coro, y ellos, unidos por el espíritu de amor a la Virgen, se decidieron a cantar como fuera», recogemos de la revista Gavellar, de junio de 1981.
(19‑01‑1989)