Por José del Moral de la Vega.
Este otoño estamos viviendo ambientes que nos estremecen y nos conducen a la realidad ineludible de nosotros mismos.
Hay veces en que, sin razón aparente, nos sentimos dentro de un ambiente donde los sentidos escapan a nuestro control. La luz, el viento, el paisaje y el canto de los pájaros… nos penetran y zarandean el alma para llevarnos a un estado emocional que nos eleva a un mundo distinto del que vivimos.
Don Antonio Machado, con esa facilidad con la que filosofaba para el pueblo, plasmó ese estado emocional en un poemita al cual, el compositor extremeño Juan Alfonso García, puso música.
Tengo un amigo, miembro de un coro en Granada, que me confiesa que cuando interpreta este poema de Machado se le rompe la voz y, sin saber por qué, rompe a llorar. Yo también, cuando lo oigo.
Señor, me cansa la vida.
Tengo la garganta ronca
de gritar sobre los mares,
la voz de la mar me asorda.
Señor, me cansa la vida
y el universo me ahoga.
Señor, me dejaste solo,
solo con el mar a solas.
¿O Tú y yo, jugando estamos al escondite, Señor?
¿O la voz, con que Te llamo, es Tu voz?
Por todas partes te busco,
sin encontrarte jamás.
Y en todas partes Te encuentro,
sólo por irte a buscar.
Antonio Machado.
http://www.youtube.com/watch?v=6tq2AyzdH4c
Extraordinario paisaje de una mañana otoñal en Ribera del Fresno (Extremadura), con Hornachos al fondo.