01. Dar sentido a determinados momentos del día

 

El cada día es una sucesión de fragmentos de vida que hay que saber vivir llenándolos de sentido en el instante.

No te angusties por el momento que vendrá mañana, porque quizás no vendrá.

Limítate a vivir el ahora poniendo en él el gozo que te sea posible.

No pierdas la ocasión si puedes ofrecer una alegría a tu entorno, y eso con elegancia y desinterés sin esperar ninguna reciprocidad.

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“Barcos de papel” – Capítulo 01 f

6. El Mosquito” y sus colegas.

“El Colilla” llevaba interno casi dos años. Estaba más alto y más moreno, pero conservaba los mismos aires de pícaro callejero que tenía, cuando hacía trastadas en mi pueblo. Se echó a reír y dijo al ver mi cara de espanto.

—“Mosquito”, no te preocupes que aquí vas a estar bien.

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La artrosis, los camarones y la Virgen

Una de las enfermedades que produce más sufrimiento a las personas mayores de los países desarrollados es la artrosis; pero la ciencia nos ha descubierto que una alimentación adecuada puede evitarla o mitigarla.

Por los años cincuenta‑sesenta, cuando llegaba la feria de mi pueblo (Vva. de la Reina) se producía una alegría súbita y colectiva que inducía a gastar en golosinas y diversión los ahorros de todo un año. Los que tenían más dinero tomaban mariscos con cerveza, y los niños nos conformábamos con unos cartuchitos de camarones o quisquillas que costaban una peseta ‑la ciento sesenta y seisava parte de un euro‑. Lo que entonces no sabíamos era el tesoro que escondían aquellos cartuchitos comprados con una peseta.

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Hola, forastero

Presentado por Manuel Almagro Chinchilla.

Dos niños son el ariete que Ramón Quesada utiliza para abrir la feria de san Miguel en Úbeda. No sería ningún secreto que yo dijera aquí ahora que los ubetenses no se han caracterizado, precisamente, por su talante abierto e integrador para quien llega de fuera; la frecuente utilización del término como sustantivo ‑antes más que ahora‑ nos ha delatado. Es por ello que Ramón, al que puede calificarse de precursor a la hora de romper barreras y malentendidos, se deshace en atenciones y alabanzas al visitante de su querida ciudad, integrándole, de facto, en su censo estadístico. Sin duda, sintiéndose portador del beneplácito de todos los ubetenses, y en qué mejor ocasión que en tiempo de feria, con toda la sinceridad y limpieza de corazón como la que pueden personificar dos infantes.

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La abuela de Zacarías

Podríamos haberlo llamado el CLUB DE LAS SEGUNDAS ESPOSAS, pero era simplemente una reunión de matrimonios en un apartado cortijo de la sierra, un sábado de octubre, con los días acortándose poco a poco, mientras el ambiente refrescaba y los chopos se doraban junto al río, que llevaba, casi en silencio, un modestísimo chorrillo de agua.

La sierra estaba bonita y ya empezaba ese tiempo precioso en que tanto apetecen unas chuletas a la brasa, con alioli y un par de vasos de vino. Era una tradición reunirnos, en la sierra, los tres matrimonios unidos por una leal amistad y por el hecho curioso de ser tres divorciados, casados el mismo verano con sendas muchachas solteras.

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“El aguador de Sevilla”

(Diego Velázquez: Obras de juventud, 2)

Cuando contemplo el imponente lienzo de “El aguador de Sevilla” se me agolpan los recuerdos de mi infancia y primera juventud en que los aguadores o aguadoras voceaban, en los cines de verano, el agua fresca de los cántaros, que portaban en unas angarillas. Pareciera que el tiempo no hubiera transcurrido desde la época de Velázquez, hacia 1620, hasta más allá de mediados del siglo pasado. Velázquez trasciende la historia de estos tres largos siglos mediante la creación de arquetipos humanos que se identifican plenamente a lo largo del tiempo. Desde la instantánea que crea Velázquez (recurrimos a Ortega), como si fuese un fogonazo pictórico, somos capaces de ver la esencia de una profesión que se dilata casi hasta nuestros días.

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“Barcos de papel” – Capítulo 01 e

5. Un encuentro inesperado.

Cuando se marchó mi madre, el padre Velasco le dijo a Yolanda que me acompañara al dormitorio. Cruzamos el patio de columnas, salimos al jardín y nos dirigimos, a mano izquierda, hacia un gran edificio de color ocre con grandes ventanales de donde venía un denso olor a sopicaldo de hospital. En la otra dirección, se oía el griterío de los niños que jugaban al fútbol. El dormitorio era rectangular con tres hileras de camas, perfectamente alineadas.

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Diario de un aficionado cinéfilo, 16

A la entrada de la Sala de lectura del Hospital de Santiago ubetense, Andrés y Juan, nos reparten la programación cinematográfica del mes de diciembre, que se nos avecina sabroso y literario: De Dickens a Dostoievski, lo han titulado; enmarcándolo en las fechas que pronto nos vamos a encontrar, uniendo literatura y cine en un dueto interesante y atractivo… Por entonces, estábamos a jueves, 28 de noviembre de 2013, con una ilusión desbordada por ver Vacaciones en Roma (como se le conoce en España) o La princesa que quería vivir (en Hispanoamérica).

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II encuentro de antiguos alumnos Safa

Este emotivo encuentro ha tenido lugar en las Escuelas Profesionales de la Sagrada Familia de Úbeda y a él se ha sumado un numeroso grupo de personas provenientes tanto de Maestría, Oficialía o Magisterio.

Durante dos días hemos tenido la oportunidad de saludar a numerosos compañeros y amigos a los que no veíamos desde hace tiempo y que, por unos momentos, nos han evocado un pasado ya muy lejano; pero, al mismo tiempo, muy actual y, sobre todo, muy emotivo en nuestras vidas.

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Empaticemos

Leí que el nobel de literatura Orhan Pamuk decía que, para contar verdaderas historias, para escribir una buena novela, hay que sentir “compasión” por los personajes. Bueno, no pretendo corregir a todo un premio nobel, pero tal vez quiso decir “empatía” (o no se le tradujo bien el sentido de sus palabras). Porque una cosa no lleva a la otra obligatoriamente y tampoco el autor ha de sentir compasión alguna por según qué personajes; es como si al escribir sobre Hitler (por un suponer) uno sienta compasión por él y no por sus víctimas.

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