El triángulo de Cobos

En Úbeda hay muchos temas que están pendientes de resolución, temas que yo digo ya podridos. Temas casi de siglos. Pese a mi pesimismo, admito que algunos se van resolviendo. ¡Loado sea Dios!

Uno de los que se generaron hacia el final del siglo pasado, y que sigue en contencioso, es el del Palacio de Don Francisco de los Cobos. Problema que nunca debió serlo.

¿Por qué? Pues veamos. Dicho palacio, en la calle de su nombre, fue obra levantada por el prócer tras su capilla funeraria, El Salvador del Mundo, tan conocida como símbolo de la ciudad. Había concebido un macro proyecto triangular que incluiría lo anterior más una posible universidad, con el antiguo Hospital de Honrados Viejos incluido en el conjunto.

En contraste con la magnificencia de la capilla, el palacio tenía una fachada de austeridad absoluta. Otra cosa sería su interior, del que se cuenta contuvo magníficas obras de arte y de mobiliario y complementos. En el centro de su patio, puso una fuente octogonal con chorro central, traída expresamente de Italia; esta fuente se puede contemplar ahora en la plaza de Juan Vázquez de Molina, frente a la actual comisaría de policía, en un estado realmente lamentable de conservación (principalmente por los “arreglos” que en sus lados se hicieron).

Parece ser que don Francisco habitó poco este palacio. Señal del triste destino que tendría.

Llegados nuestros días, el edificio se halló en absoluta ruina, tras varios incendios, el maltrato de sus humildes habitantes (una vez abandonada su habitación por los propietarios), convirtiéndolo en una mera casa de vecinos. Se mantenía en pie la austera fachada, de sillares bien labrados y encajados.

Es entonces cuando, acá, se fragua el problema actual. Alguien, en el Ayuntamiento, decidió la rehabilitación del inmueble, para habilitarlo como sede de la UNED. La ruina del edificio era manifiesta, casi reducido a un solar. Se construiría partiendo casi de cero para llegar al palacio inicial (en sus líneas básicas) con dinero público (Ayuntamiento y UNED principalmente, con la constitución de una Escuela Taller como motor de la mano de obra especializada…). Había un pequeño problema: que la Casa Ducal de Medinaceli seguía siendo la propietaria del edificio, por heredar los derechos de los Cobos. Llegados a este punto inicial, en el Ayuntamiento se optó, para mí incomprensiblemente, por concertar un convenio con la Casa Ducal, mediante el cual el palacio, reconstruido por los que antes he escrito, era “cedido” graciosamente para la sede, siempre y cuando se tuviese en cuenta la supervisión de la Fundación nobiliaria; y, sin discusión, se habilitase un ala de lo alzado para uso exclusivo de la propiedad.

De todas es incomprensible que se aceptase tal convenio, cuando el Ayuntamiento tenía a mano levantar un expediente de declaración de ruina (más que evidente) y exigir su rehabilitación a la propiedad o, en su defecto, expropiar además con el argumento de la utilidad pública. Habría habido pleito, desde luego; pero había mucha probabilidad, con la ley en la mano, de lograr lo que se pretendía. Por eso, declaro que ese acuerdo fue completamente asimétrico y, como los hechos demuestran, en perjuicio absoluto de los intereses generales.

¿Qué intereses existieron para que esto no se resolviese así…? Lo cierto es que el palacio ya estaría terminado y funcionando como sede de la UNED, dando más lustre y brillo a la zona y a la localidad. Se habría gastado un dinero muy provechosamente. Al hacer todo lo contrario, el problema se ha aumentado, en perjuicio nuestro. Los pleitos ante las exigencias de señor Marqués (incluida la reclamación, tal vez fundada, de la pérdida de unas vigas de madera aportadas) y la modificación del acuerdo, más restrictivo y con otras exigencias, han sido la tónica en estos años, llegándose a la paralización de la obra. El último episodio (llevado el pleito hasta las más altas magistraturas) terminó con la afirmación de la titularidad del propietario, aunque compensaba a los constructores con la bonificación de la mitad del costo de lo hecho hasta su fecha; se calcula la cifra que la Casa Ducal debería abonar unos seiscientos mil euros (lo cual, visto así es una bicoca).

Pero ello no convence a la nobleza. Pues había proyectado, ¡oh, bendita y timorata administración!, no sólo quedarse con una zona palaciega para uso privado (una vez se lo terminaran), sino anexionarse el Hospital de los Honrados Viejos (de propiedad municipal) para unirlo todo en un complejo hostelero (hotel con encanto) de lujo. Así, casi que se volvía al sueño de don Francisco de los Cobos. Nuestros ediles actuales siguen actuando con la misma actitud servil y timorata que los anteriores… Al Marqués no se le puede, o no conviene, contrariar. La Casa Ducal ha avanzado sus piezas en este juego y está casi dando jaque mate, en ventajosa posición aparente… ¿Pero es de veras ventajosa? Si el Ayuntamiento decidiese obligar a la ejecución de la sentencia, resultaría que el noble tendría que abonar la indemnización dicha y, encima, se quedaría con una obra a medio concluir y sin ese espacio anexo necesario para sus planes empresariales.

Pero no hay reacción, si no es volver a acuerdo con la Casa. Habría, además, que tener en cuenta que el actual PGOU define esa edificación para dotación pública, educativa y cultural (no hostelera); y otra cosa: cuando se termine el plazo de graciosa “cesión” del palacio… ¿quién nos asegura que sus dueños no le darán otra finalidad?


marianovalcarcel51@gmail.com

Autor: Mariano Valcárcel González

Decir que entré en SAFA Úbeda a los 4 años y salí a los 19 ya es bastante. Que terminé Magisterio en el 70 me identifica con una promoción concreta, así como que pasé también por FP - delineación. Y luego de cabeza al trabajo del que me jubilé en el 2011. Maestro de escuela, sí.

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