Y más precisamente en el área de la planificación social.
(Un texto especializado que acabo de publicar esta semana en una revista americana. Solamente aconsejable para lectores “aficionados” a la filosofía de las matemáticas y que propongo con la intención de dar variedad a la publicación de la Safa. A los que no son aficionados, les doy cita próxima sobre terrenos más transitables).
Consideraciones epistemológicas
Las estrategias son diseñadas para dirigir el curso de la acción. La finalidad genérica de la estrategia es actuar sobre el entorno en nuestro propio beneficio.
Un discurso sobre la Nueva Teoría Estratégica (NTE) no puede contentarse con declaraciones generales ni con elucubraciones filosóficas sobre el tema. Todo ello terminaría en el cementerio de las ideas. Así terminaría también la NTE si la teoría no desciende al nivel de la praxis, mediante su traducción en técnicas aplicables. Está bien que los aviones vuelen alto, pero no se deben quedar en las nubes sin bajar a tierra.
Existen técnicas como las de la Investigación Operativa (IO) o la Estadística que, a primera vista, podrían ser utilizadas para implementar estrategias. Pero su uso, limitado, precisa una urgente revisión, subsiguiente a otra revisión más fundamental, ésta otra de orden epistemológico.
Diferentes entornos
Conviene diferenciar el tipo de entorno sobre el que se quiere intervenir. Es un requisito primordial, porque condiciona las actitudes estratégicas así como después las técnicas que será legítimo utilizar.
Distinguiremos tres clases de entornos: aritmomórficos, biomórficos y sociomórficos. (Es una terminología un tanto esotérica, que ya he empleado en otras publicaciones, y que no es gratuita, porque encierra una importante carga de sentido filosófico en consonancia con la etimología de los términos).
Entornos aritmomórficos
Un entorno aritmomórfico es por antonomasia un entorno mecánico donde las entidades componentes son puramente materiales y las relaciones entre esas entidades son de orden físico. (Los seres vivientes quedan excluidos o «puestos entre paréntesis» ‑einklammerung‑, un concepto metodológico importante que utilizaremos más adelante). Un físico, o un ingeniero que experimenta en un contexto bien delimitado, con variables controlables bien identificadas, trabajan en entornos aritmomórficos.
¿Por qué aritmomórficos? Porque las variables que definen los fenómenos, relativos a estos entornos, son medibles, definidas ordinariamente sobre escalas continuas, dotadas de métrica euclidiana y, por consiguiente susceptibles de cálculo aritmético. (Al que se reducen recursivamente, cálculos más avanzados como el integral y el diferencial). Se trata de estructuras que llamamos mecánicas. Un amplio panorama de trabajo para la ciencia y la tecnología de los dos siglos precedentes. La epistemología era la galileana‑cartesiana‑newtoniana que, llevada al extremo, conduce a desviaciones epistemológicas tan graves como la de Laplace y la de muchos científicos materialistas puros que aún persisten.
El ingeniero que se embarca en un proyecto de construcción de un puente o Henry Ford cuando se propone construir en Detroit su coche económico T, elabora con sus ingenieros un plan de estudio sobre realidades puramente físicas de feasibility técnica y económica, teniendo en cuenta variables de ingeniería y de física. Es evidente que Ford no ignoró los aspectos sociales y de marketing, pero esos aspectos, una vez bien fijados, quedaban «puestos entre paréntesis» en la fase de elaboración del plan de fabricación puramente ingenieril.
Entornos biomórficos
Contrariamente a los entornos aritmomórficos, en principio inertes, los elementos de un entorno biomórfico, por ejemplo, una cultura de microorganismos o un sistema ecológico, están en mutación permanente. Se producen emergencias y bifurcaciones. Se constata la autopoiesis. No encajan en esquemas de tipo input/output como los fenómenos en entornos aritmomórficos. Es importante notar que se produce respuesta activa en las interacciones con elementos del entorno. Pero sin que intervenga el conocimiento ni la libertad de los agentes.
Entornos sociomórficos
Nos interesaremos aquí especialmente de la estrategia en el sentido más usual, la que visa a la determinación del curso de acción óptimo sobre un entorno sociocultural, con la intención de inducir transformaciones en el mismo.
Ejemplos de entornos sociomórficos que requieren estrategias para actuar en ellos:
1. Qué hacer si se produce un desmoronamiento del euro.
2. Cómo enderezar la situación de crisis en el país.
3. Negociaciones de política internacional. Posicionamiento de Europa con respecto al Irán nuclear, en el conflicto árabe‑israelí, frente a la ascensión de los fundamentalismos religiosos.
4. Control de la contaminación ambiental.
Etc.
Pero también existen situaciones más ordinarias que pueden ser favorablemente resueltas con el concurso del diseño y la implementación de estrategias. Así hablamos de las estrategias de un partido político para la captación de afiliados y de votantes; estrategias en procesos de comunicación interindividual o social; estrategias de negociación; estrategia de marketing para el lanzamiento de un producto; estrategia de posicionamiento de una empresa a largo plazo, etc.
Caracterización de los entornos sociomórficos que condicionan el diseño estratégico
Por los ejemplos, queda claro que se trata de una numerosa y muy variada familia de situaciones en campos sociomórficos.
Aumenta la complejidad del entorno biomórfico, no tanto por el número de variables cuanto por la aparición de nuevos factores o variables no directamente medibles, así como por la naturaleza de las interacciones. En efecto, en un entorno sociomórfico, los agentes actúan en función de valores y ejercitando su libertad. Algo que queda más allá del determinismo propio de las entidades físicas, al menos macrofísicas y, por ende, biológicas.
En campos sociomórficos se producen respuestas o réplicas en el proceso de la interacción entre agente y entorno, algo que no existe en los aritmomórficos. Además, la naturaleza de esta réplica o reacción no es forzosamente previsible y, por consiguiente, hay que prever también una o varias contrarréplicas entre las que escoger.
La incertidumbre es una nota esencial de este tipo de situaciones. Porque, además, el entorno mismo evoluciona constante e independientemente de la acción del estrategista.
Los problemas del entorno mecánico son independientes del tiempo. En los sociomórficos, el tiempo es una variable esencial. Por otro lado, se ha de especificar el horizonte sobre el que se ha desarrollar el cálculo en caso de simulaciones.
El sistema incluye variables descriptivas de estado, en número potencialmente muy elevado.