Esto era una vez…
Un niño fuerte y moreno que vio su primera luz en Rumanía… Pronto marchó para España por avatares de la vida y de su familia… No tuvo la suerte que todo infante merece y pasó bastantes calamidades, hasta que se reintegró con su padre y hermanos; que le hicieron un hueco de paz y amor, instalándose todos en una bella ciudad andaluza…
En el cole, le costaba la integración con los demás compañeros por diversos factores, pero era un chaval habilidoso al que le gustaba mucho dibujar, montar en bici y jugar con sus compañeros y amigos, como todo hijo de vecino…; aunque, a veces, dejaba mucho que desear, pues había mal aprendido, en su corta vida, que la violencia era la solución más rápida y eficaz de todos los problemas cotidianos; cuando es precisamente todo lo contrario: la convivencia pacífica y la entrega a los demás son la llave que abre el gratificante camino de la amistad y el amor…
Al tener nuevos compañeros, que poco a poco lo fueron comprendiendo y queriendo, su vida cambió; aunque él ‑en ciertos momentos…‑ sacaba la violencia que llevaba dentro, porque era muy suspicaz (su cruda vida, así se lo había enseñado): creía que todo el mundo se burlaba de él…
Tardó tiempo en superarlo, mas, al final, lo consiguió; y fue muy dichoso, pues, por fin, llegó a tener muchos amigos, porque comprendió lo más elemental: que con esfuerzo y cariño todo se alcanza…