Por los cerros de mi Úbeda galana,
entre olivos y una fuente en la alameda,
un riachuelo en su alegre cantinela,
entona liras a la ciudad lejana.
Un sendero yo sigo entre zarzales,
al paso que remonta el pardo cerro,
caminando con mi sombra y mi sueño,
entre el verde del campo y los juncales.
Y lejos, junto al huerto de los frailes,
una torre galante y bella brilla,
que es de Úbeda, lozana, maravilla,
pasión de arte, linterna de los mares.
Torre del Salvador, tan recatada,
en la Sacra Capilla, iluminada…