Después tomó el micro y la palabra José Hurtado, antiguo compañero de alguno de los homenajeados; pero su enamorado discurso y sus regalos fueron, especialmente, para la bella Rosa Mari, su platónico amor… Luego, habló Pedro Hurtado, el director del colegio “Virgen de la Misericordia”, insistiendo y recordando las cualidades profesionales y personales que adornan a los tres jubilados, aunque resaltando la bondad, la alegría y dedicación con la que Rosa Mari se ha entregado los veinticuatro años que permaneció en su colegio… Terminó con una afirmación contundente: «¡Fuera de la escuela, también hay vida…!».
A continuación, llegaron infinidad de premios y regalos (entre otros, su compañero Silvestre regaló a Rosa M.ª un precioso y original álbum de fotos donde ella es la única protagonista; pues en todas mostraba su candor, su belleza, su cara de buena persona…).
Finalmente, y como manda el protocolo, fueron los tres homenajeados, con lágrimas en los ojos y quebramiento de voces en sus respectivos discursos, los que pusieron el broche final a este emotivo acto.
Juan Ramón fue breve, sincero y agradecido… Martín comenzó leyendo su emotivo y lírico parlamento, quebrándosele por dos veces la voz, siendo arropado por sólidos aplausos de los asistentes… Rosa M.ª improvisó sus enternecedoras palabras, aunque queriendo leer lo escrito, pero sus nervios no se lo permitieron; por lo que fue todo memoria y sentimiento para agradecer a todos todo…
Finalmente se despidió cariñosamente a la compañera M.ª del Mar Vílchez Nofuentes que ha sido destinada a otro colegio, y cuyas lágrimas también hicieron acto de presencia…
Y, como se esperaba, llegó la película de fotografías acompañada de la música con la que crecieron y maduraron la generación del trío de ases al que estábamos acompañando en sus momentos más álgidos de la jornada… (y que tanta nostalgia conlleva; haciendo las delicias de todos).
Para finiquitar: el baile de los más bailongos (y algún que otro mirón…) hizo consumir las últimas energías guardadas. Juan Ramón salió a la pista de baile investido de John Travolta; Martín a rememorar su juventud y madurez temprana; y Rosa M.ª no paró de bailar en todo el rato hasta que nos marchamos, pues su energía vital así se lo pedía… Ya se recuperarían las fuerzas por la noche, con un reparador sueño donde los tres amigos jubilados se encontrarían en el cielo de los maestros impartiendo clases de constancia, bondad y alfabetismo emotivo a sus celestiales alumnos…
Y al filo de las nueve de la tarde‑noche, con el sol ya declinando su mandato en el firmamento, nos marchamos todos los que habíamos estado arropando, hasta última hora, a Rosa M.ª, Martín y Juan Ramón, con la miel y el agradecimiento en los labios; pues habíamos sido testigos de una celebración de cine, en la que los tres principales protagonistas son amigos y compañeros nuestros, que habían realizado algunos de los más entrañables fotogramas de la película de su vida con una elegancia, con un porte, con un sosiego y una entereza que siempre serán dignas de resaltar.
No están todos los asistentes al acto.
Desde aquí, a este trío de jóvenes jubilados, les deseo, de todo corazón: que vivan muchos y saludables años, con la lucidez mental necesaria, para disfrutarlos en compañía de familiares, compañeros y amigos, con el regusto del deber cumplido…
Úbeda, 26 de junio de 2013.
Margarita Latorre García y Fernando Sánchez Resa.