Para Salvador López-Becerra.
Delante de esta gente
que no sabe leer en nuestros labios
la historia que escondemos,
delante del dentista
que exhibe sus victorias
en la sucia vitrina
que da a la calle,
me pides que te bese.
Beso aljamiado. Punto
de cruz. Detrás la fuente.
Pequeños azulejos
de un sucio verde pálido
y un blanco descosido.
Gotea el agua. Cae
sobre nosotros una luz pastosa.
Un ángel salvador
con los ojos azules
nos ha robado el alma en una foto
y pide que sigamos
el rastro de rapé
que ha manchado sus alas.