Normas administrativas y técnicas para los proyectos de granjas de pintadas, 08

Alojamientos e instalaciones.
 
Consideraciones básicas
 
Antes de entrar en detalle sobre las particularidades de los alojamientos y de los equipos que consideramos necesarios para la crianza de la gallina pintada, es preciso hacer una referencia a las limitaciones económicas que, por lo general, impone el pequeño volumen de producción que alcanzan la gran mayoría de explotaciones.

Salvo algunas excepciones, el tamaño de las explotaciones dedicadas a la crianza de gallina pintada no suele llegar a la UTA (Unidad de Trabajo Agrario) que representa 1 920 horas de trabajo. Según la Ley 19/1995 de 4 de julio de Modernización de las Explotaciones Agrarias, 100 aves (sin especificar) equivalen a 28 horas de trabajo, por lo que, para poder alcanzar la UTA, debemos disponer como mínimo de 6 858 gallinas.
Este hecho condiciona considerablemente las inversiones en instalaciones y equipamientos, tendiéndolas hacia una simplicidad de elementos y de materiales.
El carácter familiar de muchas explotaciones, nacidas con el propósito de complementar la economía doméstica y, también, el desconocimiento de las necesidades de la aves que explotar y de los factores ambientales que pueden afectar sus rendimientos zootécnicos abonan, además, la tendencia hacia las construcciones simples, con nula o baja calidad técnica, y hacia el aprovechamiento de dependencias existentes, sin ningún tipo de remodelación o adaptación a los requerimientos necesarios.
Si bien es importante y debe hacerse lo posible por economizar en las inversiones y tratar de aprovechar locales existentes, no lo es menos el que ello se haga bajo la base de unos conocimientos mínimos de las necesidades vitales del ave que criar, en cada uno de los momentos de su vida: espacio, densidad de animales posible, ventilación, calefacción, refrigeración, etc.
Los principios básicos aplicables al diseño de instalaciones para las gallinas pintadas son, en general, comunes y extrapolables a otras especies aviares, como las cinegéticas o los avestruces (fig. 105).
Consideramos como infraestructura básica de la finca, adonde se pretenda instalar la granja, la disponibilidad de agua, electricidad y accesos adecuados.
El agua es un elemento básico que hace posible la puesta en marcha de la granja. El agua es la bebida de las aves; pero es necesaria también para la limpieza de las instalaciones y de los equipos.
El agua debe ser considerada como un nutriente insustituible para las aves. Su calidad influye en los rendimientos por aves, por lo que es importante vigilar este aspecto con cierta regularidad. 
Fig. 105. Alzado tipo de explotación de pintadas en régimen extensivo.
El volumen necesario de agua debe calcularse a priori, con el fin de asegurarse su disponibilidad en todo momento. Una gallina pintada consume como media unos 0,350 litros diarios. La limpieza de locales y equipos, por lo general, se calcula a razón de 500 l de agua por cada 100 mde local.
Además de asegurar el suministro de agua, se asegurará la disponibilidad de la misma en cualquier momento, previendo la posibilidad de interrupción o de restricción por averías o sequías. Para ello, deberá disponerse de depósitos o cisternas de gran capacidad, que garanticen el agua de bebida a las gallinas durante algunos días.
La electricidad es necesaria para el alumbrado de las instalaciones y para el funcionamiento de determinados equipos. Pero su disponibilidad tiene más fácil solución que la del agua, en aquellos lugares alejados de la red eléctrica, para los que la acometida puede resultar una importante partida de la inversión que realizar. En tales casos, la instalación de grupos electrógenos de mayor o menor capacidad productiva puede solventar el problema.
En general, en las explotaciones aviares no se precisa de potencias eléctricas importantes, salvo que se dé, al mismo tiempo, el alumbrado de aves, la incubación de cierto volumen, la refrigeración de locales, el uso de motores, etc.
El alumbrado de las aves se limita, por lo general, a los primeros días o, a lo sumo, a las primeras semanas de edad de los pintadones, con intensidades de 2 a 10 w/m2. Este alumbrado es también la calefacción aplicada a los jóvenes polluelos.
Los accesos a la granja deben ser fáciles y cómodos, sin accidentes que conviertan el camino en una odisea. En su caso, habrá que adaptarlos al tránsito de vehículos de gran tonelaje que suministrarán el pienso o que transportarán las gallinas al matadero.
El paso a la granja debe estar siempre restringido, mediante avisos, vallas o barreras, por simples principios de seguridad sanitaria y cualitativa. A la entrada, es aconsejable la construcción de un vado sanitario, desinfectante de vehículos.
Cuando es posible elegir entre varios terrenos, vale la pena dedicar un tiempo a escoger el más idóneo, en función de la producción avícola que se desea emprender. Aparte de las consideraciones orográficas y climáticas, también hay que considerar el régimen de distancias obligatorias, tanto a núcleos urbanos, otras granjas avícolas, cursos de agua… comentado en el punto anterior.
Es importante considerar el nivel de ruidos de la zona en que ubicar la granja, pues puede alterar la armonía y el sosiego de nuestras aves. No olvidar que nuestras aves también producen ruido, y habrá que evaluar qué problemas nos puede generar.
Hay que buscar una situación estratégica con respecto a proveedores de piensos, medicamentos, combustibles, mataderos, veterinarios especializados, red de carreteras, etc.
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