Meknés

En Meknés, el azul

del cielo es más azul

porque la tierra es roja,

roja como la sangre del cordero

o el vino de sus uvas

o el barro humilde y rojo

donde cuecen verduras,

nostalgias y cansancio

mujeres que no tienen

ni edad ni nombramiento.

Y la paz silenciosa

es púrpura y azul.

Los olivos, las vides

ya rojizas en noviembre,

alfombran la mirada.

Aquí no hubo combates

ni heridos ni discursos,

pero la tierra es roja

y el cielo azul profundo.


juralopez42@msn.com

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