Sanidad de La Pintada, 05

Características generales de patógenos y síntomas que producen

Bacterias

Estas producen su acción patógena colonizando y causando la destrucción de los tejidos donde se encuentran; todo el proceso se acompaña de inflamaciones, edemas, sangrados y coloraciones anormales de los órganos donde ejercen su acción perniciosa; y, en caso de diseminación generalizada por el organismo, producen lo que se conoce como septicemia, causando la muerte inmediata con signos generalizados.

El arma de lucha principal contra las bacterias es la higiene y desinfección, además de establecer en la granja unos rigurosos protocolos de manejo para evitar la propagación de la enfermedad. Una vez instaurada la enfermedad en un lote, la terapéutica puede realizarse mediante la administración de antibióticos, principalmente, como productos de quimioterapia.

Virus

Estos microorganismos ejercen su acción patógena colonizando las células de los tejidos y, una vez que se reproducen en el interior de la célula, la lisan, destruyéndola por completo. Los animales afectados mueren, pero otros pueden quedar como portadores asintomáticos, liberando en sus exudados o heces el virus, que puede causar estragos en otros grupos de aves. Otra característica de las infecciones víricas es que suelen ir acompañadas de infecciones secundarias bacterianas, lo cual agrava el cuadro patológico.

Parásitos

Se dividen, para su estudio, en externos e internos. Los externos suelen ser insectos o ácaros que afectan al plumaje y al tejido cutáneo, generalmente. Entre los internos encontramos seres pluricelulares (nematodos) o unicelulares (protozoos), que afectan a diversas partes del cuerpo del ave, sobre todo a los sistemas respiratorio y digestivo.

Los ciclos de los parásitos suelen ser complejos, con fases en el interior y en el exterior del cuerpo de sus hospedadores definitivos. Para romper esta cadena, es necesario, primero, realizar un diagnóstico preciso del tipo de parásito que está produciendo el problema; y, luego, aplicar las medidas sanitarias e higiénicas necesarias, aunque, muchas veces, se puede evitar llegar a este punto aplicando los protocolos de prevención de enfermedades.

Los productos antiparasitarios se suelen suministrar a los animales en el agua de bebida y, en el caso de parásitos internos, en el pienso; en el caso de parásitos externos, los antiparasitarios suelen aplicarse en el conjunto de las medidas de desinfección y desinsectación, o cuando se aplica el vacío sanitario.

Hongos

De los géneros que están diagnosticados como patógenos de animales, Aspergillus es el que provoca los mayores estragos en las aves, sobre todo en el sistema respiratorio y sacos aéreos. Su acción patógena se realiza directamente en los tejidos afectados, o bien mediante la producción de toxinas en los piensos que sirven de alimentación a las aves, produciendo trastornos muy graves. Para prevenir su acción, es necesario un buen control de la presencia de este tipo de toxinas en las fábricas de pienso, unas buenas condiciones de almacenamiento de los mismos, y medidas de higiene adecuadas en los parques de los animales, evitando el exceso de humedad y limpiando y desinfectando los útiles con frecuencia.

Micoplasmas

Estos microorganismos, capaces de provocar enfermedades en aves, se caracterizan por no tener pared celular, y producen estragos en las vías respiratorias de las aves; son difíciles de tratar, y su persistencia es elevada. La lucha se basa en medidas rígidas de desinfección de las instalaciones.

Cuando las aves presentan signos de enfermedad, es necesaria la intervención veterinaria. Mediante la interpretación de estos signos, las lesiones reveladas en las necropsias y la remisión de muestras a laboratorios de diagnóstico veterinario, se consigue establecer el tratamiento y las medidas de prevención más adecuadas contra el germen causante del problema. El tratamiento está indicado en aquellas patologías en las que el sacrifico no es obligatorio por la legislación vigente o por cuestiones económicas o prácticas. En el caso de determinadas infecciones víricas, dicho tratamiento se limita a la aplicación de antibióticos para controlar las infecciones bacterianas secundarias, a la espera de que el propio organismo del ave supere la infección vírica.

En la remisión de muestras al laboratorio es necesario, y muy útil, el envío conjunto de un detallado informe veterinario.

En la siguiente tabla n.º 6 se destacan algunas de las alteraciones identificativas de enfermedades en aves que podemos evidenciar, a primera vista, en una inspección de las aves enfermas o sacrificadas para necropsia.

 

Tabla n.º 6. Síntomas fácilmente identificables de aves enfermas, conferibles a distintos patógenos, según el profesor Hellmut Woernle.

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