Cataluña independiente

De Monjuich al Tibidabo,
desde las Corts a las Ramblas,
va la gente por las calles,
con letreros y pancartas,
a pedir la independencia
y a separarse de España.
¡Qué hermosa está Barcelona!

¡Qué delicia de guirnaldas!
Y cómo tiemblan de orgullo
las banderas esteladas.
Desde la Imperial Tarraco,
desde Girona la brava,
desde las tierras de Lleida,
desde Manresa y Tarrassa,
llegan con sus bocadillos
de pernil y butifarra,
gentes que gritan muy alto:
«¡Visca Mas!» y «¡Visca el Barça!».

De Amposta, del Pirineo,
de Montserrat y la Plana,
se aproximan autocares
hasta abarrotar la plaza
y aguardan que el President
les dirija la palabra.
Cuando empiezan los discursos,
cuando las gentes se callan,
cuando el silencio se corta
y cuando cesan las palmas…
verdes, rojos e indignados
lloran y gritan de rabia.

Y en la plaza de San Jaime,
con la voz emocionada,
con lágrimas en los ojos,
con pasión en la mirada,
Mas promete el referéndum…
por las buenas o las malas,
que a falta de militares
están… los mossos d’esquadra.
A cada palabra suya
aplauden miles de almas
gritando enfervorecidas:
«¡Visca Mas!» y «¡Visca el Barça!».

Se acabaron los recortes
en hospitales y camas;
y se terminó el copago
de recetas en farmacias.
Desde los tiempos de Franco,
les está robando España
y, cuando la deuda aprieta,
se resisten a abonarla.
«Se agotó nuestra paciencia.
¡Catalanes! ¡Catalanas!
Gritemos todos a coro:
¡Visca Mas!» y «¡Visca el Barça!».

Allí está Carod Rovira,
con expresión de nostalgia.
Y el señor Josep Montilla,
el de Córdoba lejana.
También está Narcís Serra,
Maragall y otros sociatas.
Atento, desde Madrid,
les observa Rubalcaba.
Cuando empiezan los discursos,
cuando las gentes se callan,
cuando el silencio se corta,
cuando empiezan las proclamas,
verdes, rojos e indignados
lloran y gritan de rabia.

Y está don Jordi Pujol,
que esta tarde sí “tocaba”;
y aparece Joan Laporta
con risitas y palmadas;
y el entrenador Guardiola
que, hablándole en voz muy baja,
le susurra algo al oído
y, como hermanos, se abrazan
y gritan entusiasmados:
«¡Visca Mas!» y «¡Visca el Barça!».

La mayoría de empresarios
opta por no dar la cara;
pero previene, enojado,
el editor señor Lara
que, en caso de independencia,
él se va a Guadalajara.
¿Quién pagará las pensiones?
¿Quién nos va a comprar el cava?
¿Y el textil de Sabadell?
¿Y los paños de Tarrassa?
La gente sale del mitin
pensativa y preocupada,
mientras sus representantes,
políticos de gran talla,
no dan su brazo a torcer
y siguen con la campaña:
tendréis más televisiones,
subvenciones y embajadas.
¿Y si se acaba el dinero?
surge una voz de la masa‑.
El dinero no es problema;
lo sacamos… de la Caixa.

Barcelona, 29 de septiembre de 2012.

roan82@gmail.com


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