09-09-2012.
Dime que me lloras en tus tardes lejanas y alargadas, que me echas de más, dime que te acuerdas de pronto de cosas que no quieres, dime todo el vacío que te duerme en las noches, pesadillas de insomnios improbables, te digo que me digas lo que no quiero oírme de tanto haberlo oído y con tan poco tiempo… y entonces se me ocurre alargar estas prosas por un rato.
Dime, varada sirena, cómo hablas de las prosas de amor y quién te dice lo que tienes que hacer para seguir amándome, dime también por qué te habla el viento del domingo de todas las tardes malheridas, y dime lo que dices, dime qué debo hablarte, diciendo lo que gimes, pues digas lo que digas, amor en prosa, vienes con cara de sorpresa, y te digo que río en las mañanas cercanas, primorosas, que así me luce el pelo, te digo, dime entonces, dormidos los costados que me dicen que así ya no hay manera, y te digo que digas aquello que tú quieres, para que yo te oiga, te digo que estoy en casa, como pez en el agua, jugando a los vaivenes de las horas marcadas, decirnos los fonemas abriendo los metales, decirnos no decirnos las prosas prorrogadas, decirme tú, decirte, decirnos las heridas que sangran de las manos, decir, tal vez decirte lo que quieras decirme, ayer se nos callaron las razones de amor, decirnos los mañanas que tocarán por nuestras almas, decir decires, prosas, latines y responsos.