07-06-2012.
Me inicio en el socorrido “costumbrismo”, trinchera de escritores sin compromiso alguno y acomodaticios a lo que sea. Buen vivero de literatos que saben nadar y guardar la ropa.
Pues que hubo unos años, décadas que tal, que las gentes de esta España (bien, centrémonos), de nuestra Úbeda, estaban acostumbradas a no comer, o comer poco, con las consecuencias inmediatas de tan mala costumbre. También se vestían como podían, mal o con lo mismo, y lo llevaban con la máxima dignidad. Se le llamaba autarquía, aunque las gentes le llamaban pobreza y carestía, que les era más cercano concepto. Era sistema impuesto desde arriba.