30-05-2012.
La muerte llamó a mi puerta
y yo le he dicho que espere,
que está malita mi niña
y quien la cuide no tiene.
Que su madre se murió
del parto con mucha fiebre.
Sin teta quedó la niña
y no hay quien la alimente.
Ya por las noches no llora.
Ya por las noches no duerme.
Los ojillos tiene abiertos.
Fría está como la nieve.
La muerte ha vuelto a llamar
a mi puerta suavemente,
y yo le he dicho despacio:
«Ya puedes entrar, si quieres».