30 prosas de amor, 01

21-05-2012.

Ilustraciones de Sebastián Rosales.

Ahora que ya empiezan los primeros amarillos del invierno, bajo la lluvia, sola, habitas en mi bosque como una princesa desvalida, entonces me descanso, abandonado, con tu libro del diez aniversario sobre la página ya recién leída, tu risa aún descansa en los renglones, y, con tu música lenta e invisible, descubro en las palabras el sabor de tus dedos y el goce del sueño sobre los astros.

Ahora que comparto contigo el abono de la espera, en silencio, tan dentro, despertando a la luz de una memoria, que se me enrosca como piel de erizo, y luego llega la claridad de los violines negros, en ese mismo instante en el que todas las coplas se convierten en verbo, el cristal navideño que empieza ya a beberse los peces en el río, el sol aún no se ha ido por las duras veredas de acamuña, quizás todo coincida.

Ahora que tiritan las primeras hojas de los chopos, escribo mientras juego con el último poema que compuse ‑alada y fugitiva‑ para la libertad aquella, pronto el olivo vareará su rama como un lienzo celeste alcalaíno, a cada paso, trenzando voy tu cuerpo, entre calles y aristas desiguales, también los dioses moran en tus dientes anfibios de conejo, brillantes, fronterizos en medio del paisaje, enamorado lentamente de un raído vaquero en Ganivet.

Ahora que la huida ha frenado tu camino, prudente, expectativa, trazo su baile de arena en el día fronterizo, sencillo, verdadero, y asciendo por el fruto de tu nieve quemada, nubes y vientos jugando con palomas para sufrirnos la vida desterrada y saborear el alegre color de tus honduras, los labios del próximo aguardiente, ribera en la matanza, con la llama del hielo, entonces me releo otro cuento de Millás… y emigro a tu mundo como el primer día.

donrafael@andaluciajunta.es

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