
Que todo lo que se dice, y lo que se calla, es poco en estas adversas o funestas circunstancias. Que por el mucho decir y el más callar constatamos que no se resuelve nada, antes al contrario, que quienes decidieron ya de antemano un programa de derribo, cueste lo que cueste al común (que no a los que lo diseñaron), no se van a arredrar por la opinión pública y menos teniendo mayoría absoluta de gobierno.