El pasado 10 de marzo tuvo lugar la inauguración de la Exposición de Pintura de Juan José Valdivia Milla, con el título Acuarelas, en la Sala “Pintor Elbo” del Hospital de Santiago de Úbeda. Como no pude asistir…, días después, con la tranquilidad y el sosiego que dan las tardes y los fines de semana, he tenido la ocasión de recrearme en ella varias veces. Escribo, a continuación, mis impresiones.
Conforme fui adentrándome en el visionado de sus cuadros, tuve acceso a un lugar mágico en donde la realidad y el ensueño, la fantasía y la concepción personal del artista, su universo artístico del color y la forma… me fueron mostrando un archivo de imágenes animadas, adonde mi imaginación y mis recuerdos pusieron ‑al alimón‑ valor y sentido al mundo plástico del autor, que me sorprendió ofreciéndome su original mundo pictórico. Me fue brindando un genuino recorrido por su romántico universo semántico e iconográfico, en donde monumentos a color y sepia ‑como la tierra misma‑, callejas, jardines, espacios acuosos, flores… tomaban coloraciones que más parecían copiadas por la madre naturaleza del artista, en lugar de ser al contrario…
Hice con Juan un cautivador peregrinaje por diversos lugares de nuestra geografía local, provincial, regional e incluso nacional, con una depurada estética romántica del siglo XIX…
Me facilitó un soñado recorrido por las distintas etapas de su vida artística, por las que ha ido pasando, mostrándome su indeleble y personal huella. Yo, como amable observador, vine a traer a mi mente ‑como ocurre con cualquier texto bien redactado de buena y clásica literatura‑ una continuada rememoración de imágenes, recuerdos, recorridos personales y familiares… por ese vasto territorio de nuestra ciudad, de nuestra provincia y región e incluso de nuestra piel de toro; todo ello a base de ir captando encuadre, mezcla de colores y manchas variadas mediante una técnica harto difícil como es la acuarela…, y como resultado de una factura extraordinaria que me hizo ver Aranjuez, Valdepeñas de Jaén, Úbeda ‑con sus intrincadas y árabes callejuelas‑… cual si se conjuntaran los cuatro principios materiales que los griegos creían ser la génesis de la pluralidad de las cosas que se presentan ante nuestros ojos…
Todo enmarcado en su mundo plástico personal, que sirvió de venero inagotable a mi imaginación observante y que me hizo sentir una inigualable sensación de grandeza, de posesión de verdad personal, del gozo íntimo que sólo el verdadero artista, como lo es Juan Valdivia, nos ofrece gratuitamente mediante un pausado y gratificantepaseo por esta larga sala “Pintor Elbo”. Allí nos muestra su mundo interior proyectando en sus cuadros ‑escogidos para esta exposición‑ y que clarifican su tendencia a la perfección en el color, en el enfoque de parcelas de realidad, sin las que no se puede vivir gozosamente, pues son el itinerario cotidiano ‑y a veces extraordinario‑ por donde el artista ha ido transitando, dejándonos sus huellas pictóricas, su ansiado mundo que tanto ama, y por el que se desenvuelve o viaja queriendo dejar constancia ‑un cuadro siempre está ahí para recordárnoslo‑ de aquel momento vital (quizá sencillo, seguramente extraordinario), pero al fin y al cabo sutil, en el que merece la pena recrearse una y otra vez…
Como me ha ocurrido a mí al visitar esta extraordinaria exposición, pues he podido apreciar el meritorio trabajo de este artista ‑natural de Valdepeñas de Jaén‑; pero que ha asentado su sabiduría acuarelística y su vida plena en nuestra patrimonial ciudad para, desde aquí, proyectar e irradiar su arte soberano incrementando aún más nuestro patrimonio arquitectónico, cultural y artístico.
Úbeda y marzo de 2012.