Aunque la situación era en cierto modo previsible, la decepción es grande porque el proyecto también lo era, tanto por su generoso entusiasmo cuanto por su envergadura, minuciosos preparativos y complicada organización. Se trataba nada menos que de convocar a los «chicos» de la primera generación safista, la del 42 según mis datos, y reunirlos allá, adonde fue su primera «casa de internado», es decir, en unos locales que se encontraban (y se encuentran) en la Plaza López Almagro, detrás del actual Parador de Turismo.
El encuentro se desarrollaría los días 3 y 4 de mayo de este año. Se celebraría una serie de actos que devolvería a sus veteranos participantes vivencias entrañables de la lejana infancia safista. Los ojos volverían a brillar, quizás descolgando alguna lágrima alegre; y los abrazos apretarían tiempos alejados.
Esta bonita idea había surgido en la mente tan altruista como robusta de Pepe Aranda. También la responsabilidad de la organización y realización del proyecto han recaído en él. Pero si el entusiasmo es vigoroso, la salud de los protagonistas es desgraciadamente muy frágil, particularmente cuando se sobrepasa cierta edad. En su corto comunicado de hoy 13-03-12, Pepe nos dice que se renuncia al propósito porque «Algunos […] tienen que ser operados, otros tienen problemas personales […]. Hemos llegado a una edad tardía y así no hay manera de hacer este proyecto viable».
¡Qué lástima, Pepe, con el montón de horas que le has echado a tu desprendido y espléndido proyecto! Que no por fallido, no hay que agradecértelo. Al contrario. Mereces reconocimiento y aplauso.