«Bases para el comentario», 9b

10-09-2011.
9.2. Asunto
Ya hemos definido el asunto como el desarrollo del tema o temas elegidos. Este desarrollo habrá de hacerse a través de uno o varios personajes, en un ambiente determinado, con unas circunstancias propias y con un deseo. Todos esos datos, personales, ambientales ‑circunstanciados y deseados‑ conforman el asunto. Por tanto, es asunto o forman parte de él, los vestidos de las damas, la música que se estile en la época, los encuentros entre personajes, las acciones y omisiones de los personajes, lo que creen poder conseguir o temen perder, los mismos personajes con sus caracteres y formas de pensar, etc.

Se comprenderá que un tema desarrollado en la época medieval y el mismo tema desarrollado en la época román­tica ha de tener, consecuentemente, asuntos distintos. Asimismo, el mismo tema no tendrá idéntico asunto en un país que en otro.
El asunto es materia extensa y circunstanciarlo por com­pleto puede ser excesivo. Convendrá citar aquellos aspec­tos del asunto que consideremos más representativos o de mayor significación en la obra.
Con motivo de la trágica muerte del torero Ignacio Sán­chez Mejías en 1934, sus amigos Lorca y Alberti le dedicaron sendos poemas, de los que entresacamos unos versos. El tema, idéntico en ambos, es el llanto por la muerte de un ser querido. El asunto o desarrollo del tema tiene aspectos y valoraciones diferentes en cada uno de ellos, como podemos comprobar.
LLANTO POR IGNACIO SÁNCHEZ MEJÍAS
II
“La sangre derramada”
¡Que no quiero verla!
Dile a la luna que venga,
que no quiero ver la sangre
de Ignacio sobre la arena.
¡Que no quiero verla!
La luna de par en par.
Caballo de nubes quietas,
y la plaza gris del sueño
con sauces en las barreras.
¡Que no quiero verla!
Que mi recuerdo se quema.
¡Avisad a los jazmines
con su blancura pequeña!
¡Que no quiero verla!
La vaca del viejo mundo
pasaba su triste lengua
sobre un hocico de sangres
derramadas en la arena,
y los toros de Guisando,
casi muerte y casi piedra,
mugieron como dos siglos
hartos de pisar la tierra.
No.
¡Que no quiero verla!
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Federico García Lorca
***
VERTE Y NO VERTE
(A Ignacio Sánchez Mejías. Elegía)
¿Para qué os quiero, pies, para qué os quiero?
Los pies pisan la muerte,
poco a poco los pies andan pisando ese camino
por donde viene acompañada o sola,
visible o invisible, lenta o veloz,
la muerte.
¿Para qué os quiero, pies, para qué os quiero?
Me va a coger la muerte en zapatillas,
no en zapatillas para el pie del baile,
no con tacón para esas tablas donde también
suele temblar la muerte, con voz sorda de pozo,
voz de cueva o cisterna con un hombre no se sabe si ahogado,
voz con tierra de ortigas y guitarra.
¿Para qué os quiero, pies, para qué os quiero?
Unos mueren de pies, ya con zapatos o alpargatas,
bien bajo el marco de una puerta o de una ventana,
también en medio de una calle con sol y hoyos abiertos
otros…
Me va a coger la muerte en zapatillas,
así, con medias rosas y zapatillas negras me va a matar la muerte.
¡Aire!
¿Para qué os quiero, pies, para qué os quiero?
(Por pies con viento y alas,
por pies salía
de las tablas Ignacio
Sánchez Mejías.
¡Quién lo pensara
que por pies un torillo
lo entablerara!).
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Rafael Alberti.
El asunto en Lorca se centra en la sangre derramada en la arena, como significante visual de la terrible noticia. El poeta aporta unos rasgos típicos de su poesía: luna, caballo, sueño, jazmines. Pero añade otros, nuevos, a propósito del luctuoso suceso: sauces, la vaca del viejo mundo, los toros de Guisando. Otros elementos hacen una referencia al lugar en donde ocurrió la tragedia: arena, plaza, barreras. Y los dos protagonistas son denominados por sendas sinécdoques: Ignacio, hocico. La valoración de tristeza la marca el autor con gris, sauces, triste lengua, mugieron. El asombro absolu­to con La luna de par en par, Caballo de nubes quietas. La universalidad de la noticia en ¡Avisad a los jazmines, la vaca del viejo mundo, los toros de Guisando […] mugieron como dos siglos / hartos de pisar la tierra. Su desolación completa con Que mi recuerdo se quema y ¡Que no quiero verla!
El asunto en Alberti se centra en los pies del torero, que otras veces le habían permitido escapar de la muerte: Por pies con viento y alas / por pies salía / de las tablas. No utiliza sinécdoques para nombrar a los dos protagonistas, sino el nombre completo, Ignacio / Sánchez Mejías, o un diminuti­vo, torillo, que marca la insignificancia del elemento porta­dor de algo tan grande como la muerte. Es ésta la que toma carácter definitivo, además del elegíaco, en el poema: la muerte nos acecha inevitablemente. Así se refleja en las expresiones Los pies pisan la muerte, Me va a coger la muerte en zapatillas, Unos mueren de pies. El poeta se identifica con el torero, porque piensa que morirá “en zapatillas” como él: así, con medias rosas y zapatillas negras me va a matar la muerte. Hay una referencia al mundo flamenco, del que tanto gustaban ambos personajes: tacón, tablas, voz con tierra de ortigas y guitarras. La sangre está en el color de las medias rosas; la muerte, en las zapatillas negras. Pero el elemento trágico fundamental está en el concepto no mentado: ‘ataúd’, que aparece connotado en el sustantivo tablas (‘tarima donde se baila flamenco’, o ‘barrera de la plaza de toros’), y en el verbo entablerara (usado en sentido distinto al propio, ‘meter el toro al torero entre tablas’).

berzosa43@gmail.com

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