Cuestas que llevan a la Plaza de los Olleros

05-06-2011.

 

Visita organizada por el Museo Arqueológico de Úbeda.

 

Autor del texto y comentarista de la visita, Juan Ramón Martínez Elvira.

 

Autor de las fotografías y director del Museo, José Luis Latorre Bonachera.

 

La Cruz de Hierro

 

La calle de la Cruz de Hierro adquiere carácter propio muy tardíamente. Hasta entonces, forma­ba parte de la calle de la Corredera y, como esta, pertenecía a la demarcación parroquial de San Nicolás.

 

De la cruz se descono­ce la fecha de su erección, aunque ya existía a media­dos del siglo XVIII, en que era llamada La Cruz de la Coronada.

 

Quizás su vecino más notorio sea el entallador Marcos Hernández.

La Fuente Seca

 

Hasta el XIX, estuvo prácticamente inhabitada en la acera correspondien­te a la muralla, que se asentaba sobre un fortísimo roquedal. Recibió primero los nombres de La Fuente o de La Fuente Nueva. Esta, diseñada en 1553 por Vandelvira y el flamenco Florentín Cheratón, tam­bién fue conocida como La Fuente de la Puerta del Losar, por su proximidad a tan bello arco.

 

Aunque no hay duda que llegó a funcionar (toda­vía en 1632 su remanente era propiedad de los frailes de la Merced), problemas subsiguientes dieron lugar a intermitentes pérdidas de su caudal, por lo que co­menzó a llamarse La Fuente Seca, nombre con el que desde 1573, al menos, se co­noció también a la calle.

 

En esta estaba, desde mediados del XVI, el Mesón de la Sierpe, propiedad que había sido del comendador don Alonso de Villarroel y posteriormente de su hijo don Cristóbal (del mismo apellido).

 

La Cuesta de la Merced

 

La cuesta recibió tal sobrenombre porque en lo bajo de ella se hallaba el convento así denomina­do. Este se funda en tiempos del rey Fernando III por los caballeros y frailes mercedarios, redentores de cautivos. Su capilla mayor fue propiedad de los padres de Juan Vázquez de Molina, de este, de su sobrino Juan Vázquez de Salazar y de los sucesivos patrones. En ella estuvo enterrado el obispo Cobos, hasta que se conclu­yó su Hospital de Santiago.

Ruiz Fuentes nos da noticia de cómo, en 1550, Vandelvira proyecta uno de sus claustros (que luego ejecutaría Pero Jorge) y de cómo, en 1590, Alonso de Alarcos comienza a levan­tar la fachada y portada del convento.

 

En su iglesia, se veneró a la Virgen de la Soledad desde 1554 (año de su fundación), hasta el de la funesta Desamortización de Mendizábal (1836), pasando poco después a la iglesia pa­rroquial de San Millán, donde hoy se le rinde culto.

 

Hoy sólo queda de aquel complejo edificio una portada en la calle que lleva a San Millán.

 

Plaza de los Olleros

 

Desde finales del siglo XVI, se la co­nocía como La Plazuela (simplemente), la Plazuela de los Olleros o la Plazuela de la Fuente Nueva. Esta fuente ‑con dicho adjetivo‑ está datada ya en 1570 y, po­siblemente, sustituyese a otra anterior. En 1604, Cristóbal de Herrera la rodea de un pilar, puesto que era una fuente exenta. También sus derrames estuvie­ron en poder del convento mercedario. Se hallaba en la esquina que da a la ca­lle Valencia.

 

Cuesta de Madroñal

 

Desde el padrón de repartimiento de 1585, aparece con esta denomina­ción, pero su presencia en otros docu­mentos rebaja esta fecha en un siglo. De modo que, en 1488, hallamos testi­monio de la existencia de un Cristóbal de Madroñal cuyo apellido, con bastan­te probabilidad, da perpetuo nombre a esta calle.

 

Aquí acabó sus días Isabel de Vago, viuda de Juan de Molina e hija del Camarero don Francisco de Vago, el fun­dador de la Capilla de las Calaveras en San Pablo.

 

Cuesta de Peraleda

 

Como divisoria de parroquias, fue llamada «de las Particiones de San Nicolás y San Millán»para tomar luego los nombres de Lázaro de la Torre (un vecino de oficio hortelano) y del Agua (que no debe confundirse con la actual). Sólo con la llegada del siglo XVII comen­zó a llamarse de Peraleda. De esta fa­milia, el primero que aparece (1594) es Francisco de Peraleda, oficial del barro, seguido por otro Peraleda, de nombre Juan.

 

Aunque sólo dentro de la jurisdic­ción de San Nicolás, aparece además desde 1615 como calle de Pescador (Juan).

 

Cuesta Rodadera

 

Conocida así por su aguda pen­diente, que hacía rodar cuanto transita­ba por ella. Como la vecina de Peraleda, también constituía eje divisorio entre las parroquias de San Nicolás y San Millán. Ruiz Prieto sitúa en ella una Alberguería. Cierto es que, en 1575, se cita una Calle de la Alberguería, aunque sólo dentro de la jurisdicción de San Nicolás.

 

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