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Cinco de junio * 1982
Hoy he tenido que contestar a una carta que me cogió de sorpresa. Un grupo de alumnas de COU me escribieron, aprovechando la entrega de una monografía sobre Blas de Otero, un poeta que anduvo «echando espuma por los ojos».
Me han pedido la paz y la palabra con la sinceridad y el cariño de las almas adolescentes. Y he aprovechado la ocasión para darles mi última lección del curso.
Despedirse es hacer recuerdos y, aunque la memoria es flaca muchas veces, les he dicho que el corazón siempre está fuerte y presto a descubrir todas las sístoles de la vida.
Recuerdo mis primeros años de docencia, cuando era rabiosamente joven como ellas y un desfile de preguntas me punzaba la voz y la inocencia.
El curso ha sido muy duro, me han dicho; pero hemos recibido unos soplos muy calientes y las cicatrices tejen unas nuevas redes de Penélope.
¡Levantaos y andad!, os digo. Ellas no saben el bien que me han hecho con esa carta de agradecimiento. Les contesté con aquellos versos de Panagulis:
«No lloréis por mí.
Ahí está la rosa.
Os pido que la reguéis».
Ahí está la rosa.
Os pido que la reguéis».
Todo un crucigrama es mi vida. ¿Y en la de ellas? Me gustaría que siempre llevaran un alma poética.
¡Son tan jóvenes! No seáis gente sino personas. Una de ellas ha debido de entenderlo muy bien porque me dice:
«Nunca seré yerma; a veces luz,
otra vez pena, quizás,
pero siempre sabré ser algo: vida».
otra vez pena, quizás,
pero siempre sabré ser algo: vida».
¡Qué hora vivimos, Dios mío! Todo se nos ha hecho tiempo irrepetible y el eclipse nos sorprenderá con nuestra mochila vieja y descosida hasta que la rosa seque el último acorde de un piano trémulo.
«En el mayo de fuego está la rosa,
junto al ojo ciclópeo… Un buitre
devora el corazón del hombre roto».
junto al ojo ciclópeo… Un buitre
devora el corazón del hombre roto».
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Cabalgata * 5 – enero – 1983
Hoy saldrá otra vez la cabalgata de Reyes tarareando aquella música de Ante:
¿Será verdad que tú eres la música que mueve el universo y a estos versos sin música y a estos versos sin música sin ti?
Tarareando estas cosas consigo vencer mi insomnio desde que empezó el nuevo año. Siempre presumí de dormir como un lirón y ahora llevo una racha que ¡vaya, vaya!
¿Perderé el último placer que me quedaba?
La cinta de Hilario Camacho está fatalmente grabada, llevo un pañuelo rojo al cuello y un aro hippy colgado en la cadena-cruz que me regalaron de niño, un pueblo se empina en el minicuadro de una escena bucólica, un juego de llaves inservibles, genma: nombre genérico de las piedras preciosas según reza el diccionario, gloria de margas, celias esterilizadas, nieves y celos celosamente celados, una antología de Alberti y un poema-canción de B. Brecht, el anticristo de Nietzsche…
Tarareando aquello. Y así escribí este poema que, por cierto, no tengo recogido en ninguna colección:
Otra lucha cuerpo a cuerpo con las voces y los gritos,
otro portazo en el alma de todas las tardes,
otro beso olvidado en la trastienda del tragaluz del sanbábila,
otro escorzo
salpicando retales de amarilla soberbia,
otro bocadillo de jamón york con mantequilla,
otro día sin encontrar mi sitio de costumbre,
otro hacer el indio entre las calles de Granada,
tarareando aquello de Aute en la noche de Reyes.
otro portazo en el alma de todas las tardes,
otro beso olvidado en la trastienda del tragaluz del sanbábila,
otro escorzo
salpicando retales de amarilla soberbia,
otro bocadillo de jamón york con mantequilla,
otro día sin encontrar mi sitio de costumbre,
otro hacer el indio entre las calles de Granada,
tarareando aquello de Aute en la noche de Reyes.
Como el teléfono que llama y no se oye,
como las nueve uvas del primer domingo de enero,
como el cuídate de mi madre repartiendo sollozos en el
como las nueve uvas del primer domingo de enero,
como el cuídate de mi madre repartiendo sollozos en el
abrazo,
como este poema imbécil que me está saliendo,
como este poema imbécil que me está saliendo,
como este bolígrafo cabrón que siempre mancha con su tinta
como tú en la rampa del Gran Eje,
como el Niki haciendo ji ji ji
y amarrando cubatas en el bigote,
tarareando aquello de Aute en esta noche de los Magos.
como tú en la rampa del Gran Eje,
como el Niki haciendo ji ji ji
y amarrando cubatas en el bigote,
tarareando aquello de Aute en esta noche de los Magos.
En mi más intenso orgasmo,
en cada cabreo puntual que se me viene,
en la barra del Gato pub,
en esta ración interminable,
en esta noche de ilusión perdida.
en cada cabreo puntual que se me viene,
en la barra del Gato pub,
en esta ración interminable,
en esta noche de ilusión perdida.
Tarareando aquello.