
A Pérez-Reverte, 2
[Con esta segunda entrega, doy por terminada mi respuesta a Arturo Pérez-Reverte, ese que tiene patente de corso para todo y que despotrica contra todo lo que a él no le gusta, sabiendo que si se le responde, el Semanal, que le mima, no publica las respuestas. Juega con ventaja, pero eso a él le parece bien. Si la gentuza eran los políticos, los imbéciles a los que tutea son los responsables educativos; o sea, los políticos. Yo se lo dedico a esos tipos que se llaman la “clase periodística” y, como en Esa gentuza, le copio su título y su estilo.]
Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Periodistas casticistas, analfabetos de la derecha. Periodistas de la Cope. Periodistas iletrados de la izquierda. Señor don Arturo, don Carlos Herrera, ¡y don Federico! Jefe de la patética Sociedad de Prensa. Secretarios generales de periódicos nacionales o de periódicos autonómicos. Periodistas académicos y ex académicos ‑aquí matizaré académicos, académicas y académiques‑ de la RAE y del Cine, de la SGE y de la madre que os parió. Contertulios varios de Intereconomía y Mundo-Veo, periodistas de investigación de la Noria y Sálvame. Etcétera, o sea, editorialistas, corresponsales, cronicones, articulistoides, zampabollos deportivos, floreros de mesas redondas, tertulianos de debate único, presentadores de CR9, KK y otros, ronceros de mierda, linternas, chupapollas varios… Más etcéteras. No quiero que acabe el verano sin mentarles a usías ‑el tratamiento es deliberado‑ a la madre, al padre y a los sobrinos. Y me refiero a la puta familia de todos cuantos habéis tenido, y tenéis, en vuestras plumas infames, la prensa de este país en los últimos treinta años; y la radio, y la tele, y el revistero rosa, facha y underground. De todos vosotros, los que hacéis posible que esta España de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que metisteis en la prensa toda la ronalditis y todo el paparazzismo follador, investigaciones de corresponsalías de guerra hechas para salir en la foto y hasta luego. Vosotros, periodistas sabelotodo, analfabetos de citas latinas y griegas, que blasfemáis en arameo y que hacéis de la Cultura un pimpampum de tuya y mía, a por ellos, y maricón el último, triunfitos y los 40 Principales. La pelleja madre que os parió a los que, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países que más “Marcas” leen de Europa, los que hacéis que nuestros jóvenes sólo sepan hablar de fútbol y de follar por la tele, con vuestras cadenas y programas privados, haciendo de la calidad literaria y periodística un absoluto imposible.
Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta prepotencia. Aquí, como de costumbre, todo el mundo reconoce que la mayoría de los periodistas escriben para que los folle un pez y muchos son la bazofia de la comunicación. Cada día y a cada hora os pasáis por la radio, hablando de todo y contra todo, lo mismo de una autovía que de la vacuna CH; os piropeáis los amiguetes, les atizáis a los que no tienen padrino, ni editorial, ni camada. A los periodistas comprados con el sobre del torero, de la folclórica y de su puta madre. Esos que, amparados en la libertad de expresión, se atreven a decir de los políticos cosas como estas (cita textual):
[…] caciquillos de medio pelo, corrala de chusqueros, chupones de vecindario, mediocres peones, dormilones y palmeros bien pagados, bronquistas avinados, figurantes enchufados, analfabetos ascendidos, tropa sin oficio, particulares con dietario, caterva de ignorantes, pasotas infantiles, impresentables y ridículos.
¡Vaya estilo! ¿Realismo sucio, libertad de prensa o hijoputez superlativa?
A esos periodistas que falsean las noticias, los porcentajes, las encuestas y que no sólo hablan y escriben de puta pena, sino que se creen el alfa y el omega, de cóctel en cóctel, de risitas y palmoteos. Con dos cojones.
Pero lo mejor ha sido lo tuyo, Arturito, el Alatriste de los güevos, ¡anda, mándame esa foto de corresponsal de guerra, mamón! Dicho a tu modo, ¡lumbrera!: que después de dos mil años de Quintiliano a Miguel Delibes, pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, los periodistas cultos vais a venir a enmendarles las páginas, entre tacos y putas consagradas.
Vosotros sí vais a sacar a España del hoyo, con esas sonrisas sobre el paro, sobre la crisis, sobre todo lo que suena a Zapatero. Vosotros, futuros salvadores de la honradez de este país, géneros y géneras, cantamañanas, columnistas de arropía y de negritas, fósforos y fósforas, corporativistas a rabiar y pichineutros… Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los periodistas culturalmente planos. Niet. La tienen la baja pluma de Ortega y Gasset o Unamuno.
Qué miedo me dais algunos periodistas, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un periodista imbécil que un político malvado.