NO QUISIERA VOLVER A LAS ANDADAS, pero siento tener que prolongar «mi opinión» sobre el artículo de Pérez-Reverte, para decirle a Alfredo que encajo sin ningún problema la ironía con que termina el estupendo diálogo entre BASILIO y LA PORTERA: «Usted, sin estudios universitarios, no puede tener conmigo controversia».
Ahora bien: ¿se me puede decir en qué momento de mi «papelillo» he hecho alusión, ni siquiera indirectamente, a tal cuestión? Y, perdona que te diga, que la cita que haces de mi texto no es correcta: la comparación entre «la manera de operar de Reverte con la de Larra» no se refiere a la organización del texto, sino (vuélvelo a leer, si quieres comprobarlo) a que dicha estructuración gira (y esto es lo larriano) «en torno al penoso contraste entre un pasado respetable y respetado y un presente mediocre y deleznable». Esa es la “oración-idea principal”, como se nos enseñaba en la escuela.
Creo que no hace falta «tener estudios universitarios de Filología» para repetir con exactitud lo que se ha leído. Y, perdón, por haberte pedido que (me) explicaras‑argumentaras «la derivación de este hombre hacia posiciones de extrema derecha», como afirmas textualmente en tu anterior escrito. Es lo que hace Diego Rodríguez, cuando nos remite a su artículo “Psicopedagilipollas”; y se lo agradezco, porque me muestra y demuestra una faceta de Arturo Pérez‑Reverte que yo desconocía, y con la que no puedo estar de acuerdo, aunque me parezca desorbitado llamarla «fascismo». Pero eso es cuenta mía y, seguramente ‑si se lee mal‑, equivocada.