
A José Luis Allo.
François Truffaut me dijo:
«Escribe cuatrocientas
veces en tu cuaderno:
que la inocencia quede
a salvo de los golpes».
La inocencia es el árbol
de las manzanas dulces,
el árbol de los zuecos
y de las suaves lágrimas
fundidas como el oro.
Perdida la inocencia,
sólo queda el sonido
del látigo del viento
contra la espalda roja
del bosque en el otoño
con cuatrocientos golpes.
