
No se perdió la honra. Hubo unos pocos “locos” que nos fuimos hasta ATV (Andújar TV) y la noche empezó a hervir. Nunca un programa de la televisión local tuvo más audiencia; también tantas ausencias. Y hubo un alcalde, socialista de verdad, de los que mamaron teta con sarampión, que tuvo la clarividencia de que era necesario parar aquel bodrio irreverente. Ese hombre era Antonio Cuenca Lomas, quien escribió al director del ente televisivo, Juan José Fernández Trevijano, esta carta que os transcribo:
«Estimado Director:
Una vez visionada la grabación del citado programa, le transmito mi preocupación y malestar por el tratamiento dado a algo muy querido y sentido muy profundamente por Andújar, muchos rincones de Andalucía y España.
Me refiero a la Virgen de la Cabeza, a su Santuario y, por tanto, a la imagen y el conocimiento de nuestras tradiciones, nuestra cultura, nuestra romería, la devoción de millares de personas a la historia del Cabezo y todo lo que para las señas de identidad de Andújar supone el hecho religioso, antropológico y social que durante casi ocho siglos ha marcada con orgullo la idiosincrasia de mi pueblo.
La Romería de la Virgen de la Cabeza es la más antigua de España. Data de 1227 y este año se celebra su 775 aniversario.
Como debe comprender, como conoce personalmente, no se trata de algo que debe ser objeto de la frivolidad; la falta de rigor y la comercialización sórdida que, a mi juicio, supuso la desafortunada aparición del nombre de Andújar y la Virgen de la Cabeza en un medio público como Canal Sur TV.
Le transmito igualmente la indignación de distintos ámbitos sociales y religiosos, medios de comunicación locales, historiadores, Federación de Peñas Romeras, Cofradía Matriz de la Virgen de la Cabeza, familiares de personas citadas, organizaciones políticas y ciudadanía en general.
Le ruego que tome este escrito en consideración y se interese por valorar los dos programas emitidos (14 y 21 de febrero) y la oportunidad de que un tercero anunciado continúe perjudicando las intereses de Andújar del modo que le he apuntado.
Es difícil rectificar o restituir desaciertos como el acaecido, porque el daño está hecho.
Confío a su entender también este extremo, para que en la medida de lo posible se enmiende y se compense.
Canal Sur TV viene colaborando durante los últimos doce años en la difusión y engrandecimiento de nuestra Romería. No se entiende este error y convendría renovar el reconocimiento que la población y las instituciones andujareñas le tienen otorgado a la TV que consideramos “la nuestra”.
Agradeciéndole de antemano su interés por reconducir la situación planteada, aprovecho la ocasión para ofrecerle todo lo que esté a nuestro alcance para colaborar con Canal Sur TV en la transmisión de la imagen de Andújar y la Romería de la Virgen de la Cabeza conforme se venía haciendo; y, si fuera posible, de un modo especial en este año del 775 aniversario.
Un cordial saludo.
Fdo.: Antonio Cuenca Lomas».
Aquella noche cité en ATV, con la anuencia de su director Rafael Flores, a Enrique Gómez, cronista de la ciudad; a Juan Vicente Córcoles, corresponsal del diario Jaén e historiador; a José María González, vicepresidente de la Cofradía de Andújar; a José Carlos Rodríguez, corresponsal del diario Ideal; y a Miguel Ángel Bellido, Presidente de la Federación de Peñas Romeras, en el intento de poner las tildes sobre las tónicas y desenmascarar a aquellos charlatanes de barraca. También invité a Santiago de Córdoba, pero declinó asistir por su alejamiento voluntario de los medios de comunicación. La tertulia, con su ausencia, se empobreció y en ello estuvimos de acuerdo todos los contertulios.
Bien pertrechados de documentos genuinos, cargados con testimonios de “supervivientes con credibilidad” (es decir con uso de razón en 1937, que no de niños), hicimos que el pueblo, el pueblo llano y sabio, hablara.
El pueblo no habló. El pueblo, lejos de los oficialismos y de los protocolos, gritó. Un grito al unísono desde el valle a la sierra, que acusó a Flash Back de haber cometido fraude, un fraude increíble, nacido de la ignorancia, el protagonismo y la desinformación más bochornosa.
Las razones de nuestra condena eran tan poderosas como débiles los argumentos de Bru y Pérez Hidalgo. Si hubieran tenido una brizna de ética profesional, la que se debe tener en un medio público al menos, antes de emitir el programa, hubieran comprobado los hechos con la lectura y análisis de la bibliografía básica que anteriormente he relacionado, aunque parte importante de las mismas estuviesen escritas con la atadura del Movimiento Nacional y los censores del régimen franquista, siendo esa la única verdad o casi la única que se enseñó en las escuelas, talleres y campo; y que socialmente se practicó durante largos años por la dictadura. Si Bru y Pérez Hidalgo hubiesen leído El cerro de los héroes de Julio de Urrutia, habrían dudado setenta veces siete antes de haber realizado los programas del 14 y 21 de febrero de 2003.
Como he indicado arriba, aquella noche antes de pasar por los estudios de ATV para grabar el programa, me acerqué a la casa de Santiago de Córdoba, intentando convencerle para que fuera uno de mis tertulianos. No lo conseguí, pero me repitió varias veces que los intransigentes de una idea nunca oyen a otros, salvo a sí mismos y a los suyos; de ahí:
«la importancia y fuerza de convicción que tiene la publicación de Julio de Urrutia, El cerro de los héroes, escrito en 1965 por un hombre del régimen que, a pesar de su gran perorata propagandística sobre los héroes y el régimen, no pudo sustraerse a la verdad contada por los mismos asediados, sobre el trato que recibieron de los republicanos, no sólo el día de la rendición, sino después…; de ocho críticas que tengo recogidas sobre la publicación, la mejor prueba de convicción ‑me dijo‑ proviene de la revista oficial de la Guardia Civil. Santiago me leyó lo que ahora transcribo del número extraordinario de noviembre de 1965, dedicado a la inauguración del monumento a los héroes den Santuario de la Cabeza.
El cerro de los héroes constituye hasta el momento unas de las obras más completas que, en el aspecto humano, se ha escrito sobre la “Epopeya”.
La circunstancia de que su autor sufriese cautiverio en el Penal de San Miguel de los Reyes, en unión de los supervivientes del Santuario, le hicieron, como él mismo dice, “afortunado depositario de unas ricas fuentes de información”, que han dado como resultado, al cabo de veintiocho años, la publicación de este libro con ocasión de la inauguración del Monumento.
En sus páginas abundan los nombres, datos, fechas y lugares, con todo detalle y meticulosidad. Su empeño principal de hacer historia humana ha sido plenamente conseguido. La amenidad de su prosa, destinada a toda clase de públicos, da al libro el carácter de historia novelada, atrayente y objetiva».
Así, Bru y sus colegas, hubiesen sabido que en el Santuario de la Cabeza, ni entre los muros, ni junto a los riscos, ni entre los asediados ni en los asaltantes se ejerció “la matanza ni la masacre”.Y eso, a pesar de que lo gritara entre estertores la “sensitiva” o la “sensible”.
Se ejerció la lucha por una escala de valores que los unos habían invertido o los otros intentaban darle la vuelta. Se ejerció, para asombro del mundo, la acción guerrera hasta sus últimas consecuencias, una acción militar de guerra, con lo que ello conlleva de sangre y de sufrimiento por ambas partes.
Incluso en los momentos de la rendición, las tropas victoriosas trataron con respeto y humanidad a aquellos cadáveres vivientes, entre los que se encontraban mujeres y niños. Julio de Urrutia, en la contraportada de su publicación escribe:
«Fruto de aquella resistencia indomable fue el trato humanitario, el respeto y hasta la admiración que los vencedores dispensaron, en su caída, a los vencidos».