16-03‑2009.
DE VERSOS DEL ESTRIBO, 1989
Este poema mezcla palabras portuguesas.
114
A ponte
Por fin ya te besé Lisboa boa,
ahuecados tu piel y mi pellizco
en el Tejo fluvial de Caparica.
ahuecados tu piel y mi pellizco
en el Tejo fluvial de Caparica.
Por fin te sorprendí con mi fatiga,
mi rutina y tu fado, nossos ventos
quebrando la tardanza de esta urgencia
por decirte en tu lengua: obrigado.
mi rutina y tu fado, nossos ventos
quebrando la tardanza de esta urgencia
por decirte en tu lengua: obrigado.
Mi maleta ficó perto a tu boca
relembrando esta chuva de metal,
cuando añoro un aluche de almohada
e me dormo sonhando con soñar.
Es la voz «marginal» de estos gerundios
quien avisa al comboio d’ Estoril,
y me aventa en las huellas de Granada
as tus praças de antorcha y celofán.
relembrando esta chuva de metal,
cuando añoro un aluche de almohada
e me dormo sonhando con soñar.
Es la voz «marginal» de estos gerundios
quien avisa al comboio d’ Estoril,
y me aventa en las huellas de Granada
as tus praças de antorcha y celofán.
¡Qué lejanas las torres de la Alambra
y el Veleta tronchado de Alcalá!
¡Qué cercano aquel mimo del abuelo
e la pedra alpuxarra de una vega
que se faz de coral na tua bahía!
y el Veleta tronchado de Alcalá!
¡Qué cercano aquel mimo del abuelo
e la pedra alpuxarra de una vega
que se faz de coral na tua bahía!
Esta linha palmeiras, aquel enxebre,
coraqao de la Alfama. Llueve y Chone
en la mano del preto madeirés,
en el bairro Rossio, azufre y verde,
Sacromonte del aula en mi mochila.
coraqao de la Alfama. Llueve y Chone
en la mano del preto madeirés,
en el bairro Rossio, azufre y verde,
Sacromonte del aula en mi mochila.
Os primeiros escudos d’amarguinha
desnudando el penúltimo pastel,
y el sabor relamido de un ducados
no casino na Sintra, la cançao
pela ruta direita do Dafundo.
desnudando el penúltimo pastel,
y el sabor relamido de un ducados
no casino na Sintra, la cançao
pela ruta direita do Dafundo.
Cuando muerdo el asfalto do a Ponte
con el mismo paréntesis de tiza
que recuerda un quinquenio en Ganivet,
eu te digo en mi lengua y con tu niebla:
lucha, antorcha, memoria… paladar.
con el mismo paréntesis de tiza
que recuerda un quinquenio en Ganivet,
eu te digo en mi lengua y con tu niebla:
lucha, antorcha, memoria… paladar.
115
Paseante
Se enciende la buhardilla
como espigal en la trilla
‑y amarilla‑
inicia su vida azul,
prepotente y vertical,
ese señor andaluz.
como espigal en la trilla
‑y amarilla‑
inicia su vida azul,
prepotente y vertical,
ese señor andaluz.
Un rincón queda escondido
y el caballero Cupido
‑sorprendido‑
pierde la estabilidad
y mira a la tierra. Hoy
es mañana horizontal.
y el caballero Cupido
‑sorprendido‑
pierde la estabilidad
y mira a la tierra. Hoy
es mañana horizontal.
Con su vida a contraluz
cruza escalones en cruz,
‑¡Jesús!‑
piensa el ayer paseante.
¿Viene acaso, llega, sale…?
Orientarse ya es bastante.
Dos rayos sólo. Oscurece.
La tristeza le amanece
‑y acontece‑
que hacia bajo va su vida,
patas arriba aquel sueño,
luna en el barro fundida.
cruza escalones en cruz,
‑¡Jesús!‑
piensa el ayer paseante.
¿Viene acaso, llega, sale…?
Orientarse ya es bastante.
Dos rayos sólo. Oscurece.
La tristeza le amanece
‑y acontece‑
que hacia bajo va su vida,
patas arriba aquel sueño,
luna en el barro fundida.
La sangre le queda afuera,
blanco y desnudo. ¿Qué espera?
‑¡calavera!‑
lumbre ayer, ahora insomnio,
mientras entra por el aro.
¡Paseante, al maricomio!
blanco y desnudo. ¿Qué espera?
‑¡calavera!‑
lumbre ayer, ahora insomnio,
mientras entra por el aro.
¡Paseante, al maricomio!
Muerte adentro. Negro y mar
hablan con voz de metal:
¿Qué tal?
Cuna y sepultura es
el paseante que un día
la luna tuvo. Ya ves.
hablan con voz de metal:
¿Qué tal?
Cuna y sepultura es
el paseante que un día
la luna tuvo. Ya ves.