090209-1

¿Pescador y converso?
Hombre, Mariano, me acabas de tirar los palos del sombrajo. Ya que estaba yo aquí tan ricamente instalado con mi tenderete, con mi “templillo fundamentalista”, como dice Alfredo. Ya que estaban a punto de caer en las redes de este humilde pescador la mayor parte de esta muchedumbre “webista” pagana e incrédula, vienes a descubrir el pastel. Incluso de ti abrigaba yo la esperanza de que volvieras “dócil al redil cual oveja descarriada”, ¿y te asomas ahora a esta ventanilla con esas? Vamos, hombre, eso no se hace con un amigo. Acabo de perder la comisión.

Ahora en serio, Mariano, y perdona la frivolidad de mis palabras anteriores. No sé si es que no has leído muy bien lo que se lleva escrito acerca de la fe, o es que no lo quieres entender porque te guste polemizar reafirmando cuatro obviedades. ¿Hablas de proselitismo? Todo lo que yo he escrito acerca de la Fe y la fe, no es ni más ni menos que un relato de mi experiencia personal, de mis creencias en un Dios Creador a las que he llegado, o llegué hace mucho, como consecuencia de mi particular forma de ver todo el mundo que me rodea. Me figuro que no tendrás inconveniente en que yo lo crea y lo cuente públicamente con más o menos detalle. ¿Que tú dices que no tengo motivos para creer? Pues bueno, ese es el planteamiento de un problema que tú tendrás que resolver.
No voy a entrar en más disquisiciones que las que atañen a las manifestaciones que yo haya podido hacer y que creo que con lo dicho anteriormente ya han quedado expuestas. No entraré por tanto en polémicas sobre la “autoridad de la Iglesia”, “la fe impuesta”. Tampoco sobre la mezcla que, según crees, “se ha hecho adrede” (dices) de la “cosa personal y la pública”, “la ética con la doctrina”, “la moral con la justicia” , “la cuestión política en mezcolanza con la religiosa”, etc., etc., porque nada tiene que ver con lo dicho por mí. Aunque sí te quiero hacer una “pequeña” precisión cuando hablas de conversos y conversas, de los que dices que huyes como si se tratara de un leproso. No sé con cuántos conversos te habrás encontrado, quizás con ninguno, al menos si a mí me tienes por tal debo decirte con todo respeto que estás en un gran error.
Buenos días.

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