20-12-2008.
A Pascual Baca Balboa, 1998.
Me enteré que te fuiste
una tarde de junio entre los olivos.
Tu andar sereno,
la mirada grande,
la sonrisa blanca
y tu mano abierta, abierta,
se marcharon para siempre
por otros caminos verdes.
El viejo tronco me miró un instante
y mi lágrima empapó la tierra.
☺