12-11-2008.
Un día, con dieciséis años, descubrí que, imitando la voz de otra persona, las palabras fluían con facilidad. Coincidió que en Navidad, un grupo de jóvenes preparaba en mi pueblo una obra de teatro. Me pidieron participar y con un pánico terrible decidí dar tan decisivo paso, siguiendo los consejos de mi profesor de Psicología de no esconderme nunca, de huir siempre hacia adelante.