
De Hominal presencia, 1985
En la parte I (“Poesía recital”) pueden leerse varios poemas publicados en Hominal presencia.
Algunos títulos, como “Infancia – 1”, “Existencial” y “Elegía por la vida” ya quedan «colocados» allí, pero son del libro. Recordad que Hominal presencia tiene tres partes que aquí se especifican: “Sustantivos de invierno”, “Mar de alfileres” y “Verde sinfonía”.
1. “Sustantivos de invierno”
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Pesanervios
(Homenaje a Artaud)
«La vida es quemar preguntas»,
y cada pregunta se nos muere en los talones, amigo,
en nuestro tiempo un cero muerto
«y al poeta lo persigue siempre ese seno de doncella»,
que siempre se escapa cuando está excitado.
Porque vivir es sentirse solo y vivo,
«represento la fatalidad que me elige»,
amigo en la locura cuerda,
que las ganas están en los talones de un Aquiles ignoto,
y «todo hombre es dueño de su dolor absoluto».
En todos los rincones hay un agua de estanque amarillo,
entre miles de aristas que te aprietan,
porque tú no cuentas historias, desgranador de imágenes,
y porque «cada quien es testigo de sí mismo».
Nos duele el pesanervios. Nos duele esta fiebre y este grito
de las partes de abajo, entre las piernas,
y «¡es tan duro dejar de estar dentro de algo…!».
«Mujeres, duros corazones de vinagre».
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Tiempo
El tiempo siempre lucha con los ojos,
siempre anda encendiendo otra ceniza,
siempre anima otra vida, otra escultura,
otro verso creado, otra salida.
El tiempo siempre gana la partida
de la tierra reseca; el tiempo juega
a quemarnos la sangre en cada invierno,
y a decirnos que no, que no es lo mismo.
El tiempo siempre ríe entre los pliegues
un disfraz para darnos un mal rato,
un murmullo de historias, unos baúles
que se llenan de orín y cicatrices.
El tiempo siempre vence a los volcanes
hasta hacerlos remansos, pastizales,
siempre cubre de sol la escarcha rota
y dibuja sonrisas en las arrugas.
El tiempo siempre esconde un grajo blanco,
siempre ahoga los viejos algodones,
siempre vive matando los colores,
los delgados visillos, las cortinas
del rincón que nos mira y nos destiñe.
La eternidad del tiempo. Siempre el tiempo
calentando de nuevo los motores.
☺