27-09-2008.
Estimado Loren:
Ya vimos la semana pasada los desastres que se nos vienen encima con el Cambio Climático. Por si fuera poco, el grupo comercializador del aceite de oliva, SOS Cuétara, tiene un macroproyecto, “Tierra”, para plantar 10 000 hectáreas de olivos al año, en seto, de producción superintensiva, en Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha.
Pretende este gigante dominar el mercado del aceite (actualmente es el mayor comprador en las almazaras jiennenses), pasando a ser productor y comprador. A los propietarios de más de 100 hectáreas les ofrece integrarse en el proyecto. Las cifras que se manejan en el plan son espectaculares: una hectárea de olivar en seto tiene de media 1 800 árboles y una producción de 10 500 kilos de aceituna. En el cultivo tradicional estas cifras son 120 olivos y 3 000 kilos.
En cuanto a riego, si una hectárea del tradicional necesita 2 750 metros cúbicos de agua al año, el superintensivo puede llegar al triple de esta cantidad. En diez años, SOS Cuétara, producirá el 40 por ciento del aceite que ahora compra. Desde esta posición hegemónica piensa controlar la producción y regular los precios a la baja con el fin de incentivar el consumo mundial de aceite de oliva para llegar al doble del consumo actual. El proyecto ha sido dado a conocer por el presidente del grupo, Jesús Salazar, y presentado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores.
El éxito de esta propuesta supondrá la ruina de muchos de nuestros productores y una considerable merma en la economía general de la provincia. Las organizaciones sindicales agrarias ya han dado la voz de alerta: «Los productores jiennenses deben unirse en proyectos de conjunto para buscar la propia comercialización». En este sentido, el macroproyecto puede ser el acicate que posibilite la unión. Aunque, en cualquier caso, la falta de agua cada vez más acusada marcará la pauta y la viabilidad de este ambicioso plan; más aún con la llegada del Cambio Climático que se nos anuncia. Un cambio climatológico al que tanto ha contribuido y contribuye negativamente nuestro olivar.
Tenemos un inmenso bosque de olivos pero prácticamente muerto de vida animal, de vertebrados, invertebrados y de cubierta vegetal. ¿Dónde están los zorzales, totovías, colorines, caracoles y toda la avifauna de pequeñas rapaces? Todos han desaparecido o han quedado reducidos a una mínima representación. Se los han llevado las miles de toneladas de veneno que se han echado y se siguen echando en unas operaciones que eufemísticamente llaman “curas” y que pueden afectar a la propia salud humana.
El laboreo excesivo ha contribuido a la desaparición del manto vegetal que retenía la tierra y que se oponía a la erosión. Estas operaciones favorecen el avance del desierto y causan la falta de lluvias. Otra operación perjudicial es la quema de los residuos de la poda, ya que debidamente triturados podrían servir de abono o bien emplearlos como biocombustible.
Existen estudios al respecto, (Joaquín Nieto, CC OO) que revelan que los residuos de poda del olivar de la provincia producirían 364 900 metros cúbicos (364,9 millones de litros) de etanol, una gasolina oxigenada casi pura que puede emplearse en autos especialmente diseñados para su uso. Con esta cantidad se podrían llenar los depósitos de todos los vehículos de Almería, Granada, Jaén y Córdoba juntos.
Para empezar, se está construyendo en Navas de San Juan la primera planta provincial de producción de pellets, pequeños cilindros de aglomerado, procedentes de la trituración y prensado de los residuos de la poda del olivar de una área en treinta kilómetros a la redonda, que se emplearán como combustible para calderas. Ojalá cunda el ejemplo y podamos ver muy pronto desde esta Atalaya alguna fábrica de esos pellets a los que, ¡caramba, Loren!, bien podían haber escogido otro nombrecito, porque no sé cómo nos la vamos a arreglar nosotros, ubetenses “cérrimos”, para pronunciar la «ts» final, cuando palabras como bala, taco, pella, pastilla, tarugo… o incluso “zolocotrón”, por utilizar el ubedí básico, quieren decir lo mismo.
Todos estos cálculos pueden que sean muy reales sobre el papel, pero están supeditados a la deriva que tome el anunciado Cambio Climático; porque, si se cumplen esas negras previsiones anunciadas, ya podemos decirle adiós a los pellets, al etanol, a SOS Cuétara, a las olivas y al aceite. Sería todo un cuento parecido al de La lechera.