17-07-2008.
Días blancos, primaveras de color
Me ha gustado lo que dice nuestro Antonio Lara. ¿Qué pasó con Pepe del Moral? ¿Y Dionisio, pater del invento? ¿Fernández Arévalo: por qué no sigues defendiendo lo que crees? ¿Por qué nos abandonas, Ballesta…? Pero si este portal sólo es la descarga de tantas emociones vividas en aquel idílico internado que a muchos nos salvó de la emigración. No, no puede ser que esté en peligro de extinción. Tiene que seguir. Me gusta leeros, aunque a veces no esté de acuerdo con lo que decís. ¡Qué más da! Peor era cuando todos pensábamos igual.
Una vez dije que volvía a Úbeda en busca de sensaciones. Cada día cuando entro en la página web vuelvo a Úbeda. No soy nostálgico. Sé muy bien los defectos del sistema en el que nos educaron; pero es nuestra raíz, nuestra esencia, nuestra identidad.
Recuerdo en mi primer día de mili a un sargento vociferando tacos a diestro y siniestro. Me impresionó oír a una autoridad insultar de esa manera. En Úbeda jamás oí una palabra malsonante. Allí sólo se respiraba cultura y buenos modales. ¡Y religión por un tubo! Otra cosa es la forma de seleccionar, de cribar, de entender el privilegio que recibíamos a cambio de miedo y disciplina casi de cuartel.
Me quedo con lo bueno que fue muchísimo. Y entre ello, estamos nosotros con la diversidad geográfica de nuestra procedencia. «Ahora somos lo que somos gracias a nuestra memoria» ‑dice Ruiz Vargas‑. ¡Cuánto me gustaría leerte en esta página tan necesitada de ilustres colaboradores! ¿Y los de mi curso? ¡Desaparecidos en combate! Pedrajas, Enrique y yo asomamos de vez en cuando nuestra pluma. Los demás… ellos sabrán.
¿Alcalá la Real? Sí. Aunque sólo sea por el empeño y la sincera invitación que el Concejal de Cultura nos hace. Lo importante es vernos, estrechar nuestras manos, sentir que un nuevo curso empieza y volver a ver los cerros de Úbeda, que en esta ocasión se transforman en cerros de Alcalá.
Perdonad amigos, escribo a bote pronto, sin corregir, con el corazón. ¿Os dije que soy abuelo? Pues sí, ya tengo los sentimientos a flor de piel. Mi nieto se educará de otra forma. Seguro que en mejores condiciones que nosotros; pero aquellos días blancos de invierno y aquellas primaveras de color, lejos de los problemas cotidianos que se vivían en nuestras familias, no los conocerá. Nosotros sí que los vivimos. Con sentimientos, sensaciones e ideales.
Por eso sigo aquí. Fuera de la Safa por desavenencias coyunturales que no quiero recordar, pero con mi memoria llena de recuerdos imborrables que me siguen manteniendo la ilusión en este último curso escolar antes de mi jubilación.
Yo voy a Alcalá con mi mujer. ¿Y tú, acomodado internauta veraniego? Seas quien seas, del curso que seas, anímate. Los Hinojosa nos esperan. Eran buena gente y seguro que tendrán muchas cosas que contarnos de su pueblo.