04-06-2008.
Con la llegada del verano, España entera hierve en ferias. Hasta el último rincón habitado de nuestra querida piel de toro se entrega a un alocado festín verbenero repleto de actividades festivas, tratando de mejorar las del año anterior y compitiendo sin consideración con las del vecino colindante. A pesar de la desaprobación con la que cuentan los concursos de belleza ‑entre el colectivo feminista‑, la verdad es que proliferan considerablemente y son muy bien acogidos por la mayor parte de la población. Detractores los hay, y cada vez se hacen oír con más fuerza; sobre todo, a raíz de aquel sonado incidente protagonizado el año pasado por Miss Cantabria, a quien le fue invalidado el título por el solo hecho de ser madre.