Piedad y flirteo

06-05-2008.
El ocho de agosto a las doce de mediodía, atracaba Burguillos en Santa Cruz de Tenerife. A pesar de los trece años interpuestos, reconoció enseguida a la familia Herrera Vera. Elegantes. Más señores. Esther, que cuando la despidió en Güímar aún no había hecho la primera comunión, estaba hecha una pibita fragante como una rosa de Alejandría. Desde el abrazo de bienvenida se sintió acogido en sus vidas.

Continuar leyendo «Piedad y flirteo»