Volenti nihil impossibile
21-09-07.
El inspector miraba al reloj, hacía una señal y nosotros guardábamos los libros en el pupitre y nos disponíamos a escucharle atentamente, quietos y con los brazos cruzados. Recuerdo aquellas conferencias encaminadas a modelar nuestra personalidad. Generalmente, tenían lugar a última hora de la tarde del viernes, como preparación al fin de semana, sembrado siempre de ocasiones pecaminosas. Con estas charlas, se fomentaba nuestra generosidad, humildad, espíritu de sacrificio, esfuerzo, disciplina y otras virtudes parecidas.