28-08-07.
En nuestra asociación, hay multitud de compañeros que saben que los siete sabios de Grecia no fueron siete y que uno de ellos ni siquiera era sabio; que las tres carabelas de Colón no eran tres carabelas; que Lucrecia Borgia nunca envenenó a nadie; que el conde de Orgaz no era conde; y que el teorema de Pitágoras, seguramente, no lo descubrió Pitágoras.
Sería de agradecer que esos compañeros se dejaran ver de cuando en cuando, por este RINCÓN DEL CAFÉ, para poner al día nuestros conocimientos y enriquecer nuestro bagaje cultural. Yo me acabo de enterar hoy de esas informaciones, gracias a un libro que he rescatado del polvo y del olvido. Su autor, José Luis Vila San Juan, fue piloto militar; pero un día bajó de las nubes para escribir y sacar de la ignorancia a gente como yo; que Dios se lo pague.
Hay otra cuestión que me preocupa. ¿Felipe el Hermoso se parecía a George Clooney o era una fotocopia, pongamos por caso, de nuestro estimado profesor de francés, Stephan de Vos, más conocido por “El belga”?
También me gustaría saber si la carabina de Ambrosio era de Ambrosio o la había heredado, por ejemplo, de un primo hermano suyo, y dilucidar si era un arcabuz; o la palabra está tomada en su otra acepción: “doncella o institutriz”, en cuyo caso, las relaciones de Ambrosio con su carabina podrían dar pie a una película de Almodóvar, de indudable éxito en taquilla.
Además de estas mentirijillas históricas, posiblemente hay, en la historia pasada y en la reciente, mentiras de gran tonelaje, que quizás nunca salgan a la luz. Qué pena. Cuánto me gustaría desentrañar, después de siglos de tinieblas, enigmas como estos. Y no acaba aquí mi curiosidad: hay otras muchas cuestiones sobre las que me gustaría que nuestros compañeros aportaran luz, visitando con más frecuencia este foco de cultura que es nuestro RINCÓN DEL CAFÉ.
¿A qué se debe, por ejemplo, que, según la revista Educación y Cultura, un 98,65 por ciento de la población haya oído hablar del “Conejo de la Bernarda” y, en cambio, no llegue al uno por mil, el número de personas que saben quién fue el infante don Juan Manuel que, dicho sea de paso, tampoco era infante?
Necesitamos animar el RINCÓN DEL CAFÉ y yo sugiero humildemente que, al que no se le ocurra nada, haga como yo y hable de “La carabina de Ambrosio”, de “El rosario de la Aurora” o de “El conejo de la Bernarda”.